esperanza

Tanto el lector como el pensador, el esperanzado y el flâneur, son todos tipos del iluminado, como lo son el que consume opio, y el soñador, y el embriagado. Y ellos son, además, los más profanos. Por no hablar de la más terrible de las drogas –la más terrible, a saber, nosotros mismos–, que consumimos en nuestra soledad.

El surrealismo

Obras II, 1, p. 314

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El azar es figura de la necesidad abandonada por Dios. Y por eso, en Green, el reprobado interior de la pasión se halla tan dominado por el exterior que la pasión ya no es sino agente del azar en la creatura. La velocidad, que es parte de él, comunica desesperación a los destinos. Y, a su vez, la esperanza es el ritardando del destino.

Julien Green

Obras II, 1, p. 336-337

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Hubo de ser [Kraus] el desesperado el que, por su parte, descubriera en la cita una fuerza no de conservar, sino más bien de purificar, y de destruir y sacar de contexto; la única que infunde todavía la esperanza de que algunas cosas sobrevivan a este escaso espacio temporal, precisamente porque las han sacado de él.

Karl Kraus

Obras II, 1, p. 374

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Pues ahora y aquí no hay esperanza mientras cada destino aterrador, cada destino oscuro, sea discutido en sus detalles una hora tras otra por la prensa, analizado en sus causas más ficticias y en sus más ficticias consecuencias, lo cual no nos ayuda a conocer esas oscuras fuerzas a que nuestra vida está sujeta.

Calle de dirección única

Obras IV, 1, p. 37.

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No existe progreso, por desgracia. Se trata de vulgares reediciones [...]. Como fueron los distintos ejemplares de los mundos pasados, han de ser los futuros. Sólo el capítulo de las bifurcaciones se mantiene abierto a la esperanza.

Obra de los pasajes

Blanqui. Leternité par les astres, París, 1872, pp. 73-76. Cit. en Obra de los pasajes, D 7; D 7 a

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