Francisco Ayala (Granada, 1906) es una de las figuras más destacadas de nuestra cultura y literatura de la generación de la II República española.

La crítica ha dividido generalmente la trayectoria narrativa de Francisco Ayala en dos etapas: la anterior y la posterior a la Guerra Civil.

A la primera etapa corresponden Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925) e Historia de un amanecer (1926), que se inscriben en una línea narrativa tradicional. También El boxeador y un ángel (1929) y Cazador en el alba (1930), en las que aborda la prosa vanguardista. En ambas colecciones de cuentos predominan el estilo metafórico, la brillantez expresiva, la falta de interés por la anécdota y la fascinación por el mundo moderno.

Su segunda etapa se inicia en Buenos Aires, exiliado tras la Guerra Civil, durante la que ocupó diferentes cargos en el lado republicano. Reinició allí una intensa labor intelectual que abarcó la docencia universitaria, la investigación sociológica, la traducción, el periodismo y, por supuesto, la creación literaria: Los Usurpadores (1949), La cabeza del cordero (1949), Muertes de perro (1958), El fondo del vaso (1962), son obras esenciales de la narrativa española.

Tras sucesivas etapas como profesor en Puerto Rico y Estados Unidos, regresó, por primera vez, a España en 1960 y se instaló definitivamente en Madrid en 1976, donde continuó su labor de escritor, conferenciante y colaborador de prensa.

Es autor además de ensayos literarios como La estructura narrativa (1970) y Novela española actual (1977). Ha recibido numerosos galardones y reconocimientos, es miembro de la Real Academia Española desde 1983, recibió el Premio Miguel de Cervantes en 1991 y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1998.

En marzo de 2006 cumplió cien años de edad, dedicados siempre al ejercicio de la actividad intelectual y la escritura.

Murió el 3 de noviembre de 2009 en Madrid.