Wim Wenders

Wim Wenders, una de las figuras principales del «Nuevo cine alemán» de los años setenta, es de los pocos directores de cine europeos que ha logrado trabajar por igual en nuestro continente y en Estados Unidos sin hacer concesiones a los grandes estudios ni renunciar a su imaginario y su poderosa fuerza visual. Desde El miedo del portero al penalti (1971), basada en la novela homónima de Peter Handke, con quien ha trabajado en diversos guiones, hasta sus más recientes producciones, como Llamando a las puertas del cielo (2005), escrita en colaboración con Sam Shepard, o Palermo Shooting (2008), Wenders ha construido una obra personal y de gran coherencia que gira una y otra vez, con reiteración obsesiva, sobre las nociones de exilio y desarraigo vital. En la construcción de este mundo ha tenido gran importancia la fascinación de Wenders por la iconografía popular de Estados Unidos, y también por las imágenes que de aquella sociedad nos han dado pintores y fotógrafos, de Walker Evans a Edward Hopper, como demuestran, entre otras, sus películas París, Texas (1984), El hotel del millón de dólares (2000) o la ya mencionada Llamando a las puertas del cielo.