‘Hergé: The exhibition’ en el Círculo de Bellas Artes

Luis González Fernández (Director de Estudios de la Escuela de Estudios Hispánicos e Ibéricos, Casa de Velázquez)

La exposición que acaba de inaugurar en Madrid el Círculo de Bellas Artes sobre el maestro Georges Rémi, autor de muchas cosas, pero sobre todo de las Aventuras de Tintín, bajo el nom de plume Hergé, representa una ocasión excepcional para conocer la obra y el hombre. El valor documental es incalculable, con dibujos, cuadros, cartas y artefactos diversos, que nos permiten descubrir tanto el genial artista como aspectos contextuales que nos ayudan a entender el proceso creativo, paso a paso, en una exposición magistralmente concebida, con las piezas expuestas de manera clara y con espacio para contemplarlas.

Esta es desde luego una exposición para tintinófilos que reconocerán sin necesidad de cartones explicativos los dibujos de los distintos álbumes de la colección. Es una vuelta a la infancia, sin lugar a dudas, cuando muchos de nosotros descubrimos al intrépido reportero. Uno puede rememorar su primer Tintín, el mío fue King Ottokar’s Sceptre (sic., pues lo leí en inglés), y los fui leyendo todos hasta acabar… con el primero: Tintin au Pays des Soviets. Pero es también una exposición para los que conocen mal a Tintín o lo conocen poco, incluso para quienes dicen no apreciarlo, y sobre todo para los curiosos de arte y de los artistas, puesto que Hergé fue mucho más que el creador de la aventuras del joven reportero belga. Fue pintor, y buen pintor, fue publicista y buen publicista, fue narrador y muy buen narrador.

Uno de los grandes aciertos de la exposición es dar el espacio debido a estas facetas en las que se pueden ver las influencias mutuas en muchos casos. Se nos van descubriendo diferentes viñetas con personajes diversos, pero a la vez familiares, pues forman parte de su mundo conceptual. Se nutre todo lo gráfico con una serie de textos donde se le da a menudo la palabra a Hergé, que nos habla de su arte, a veces en entrevistas donde responde con calma a las preguntas: “El mundo de Tintín es un mundo donde las mujeres tienen poco lugar”, algo que ha sido señalado por la crítica (y los críticos). Él explica por qué de manera clara y sencilla. No voy a desvelar aquí su respuesta, el curioso lector tendrá que ir a ver la exposición o encontrar la entrevista, o imaginarse la respuesta.

Se da un espacio nada desdeñable a la serie de los tintines, y no es para menos, pues es por lo que más y mejor se conoce a Georges Rémi, y se agradece el que la exposición entre prácticamente en cada álbum con detalle. Encontramos esbozos y planchas ya trabajadas y coloreadas, apuntes de Hergé a lápiz en los márgenes, y en una pared algunas noticias sobre su movilización durante la Segunda Guerra Mundial y su trabajo en los periódicos de entonces, y sobre todo, una obligada referencia al Capitán Haddock, uno de los mayores aciertos de Hergé, junto con Milú. Un monumento habría que hacerle a Haddock. Borracho, pendenciero, bruto como él solo, pero enamoradizo y tierno, ecológico hasta decir basta en su apego por la misma ropa durante tantos álbumes, y un fiel amigo.

No faltan planchas del controvertido Tintin au Congo, el segundo de la serie, que algún pulimiento sufrió con el paso de los años, por lo que se consideró un tratamiento paternalista, colonialista y hasta racista de los moradores del Congo del álbum. Todo ello, sin lugar a duda, cierto, pero a mí, releyéndolo no hace tanto, lo que me llamó la atención fue la representación de Tintín como un depredador con el gatillo fácil: no deja bicho viviente en el Congo. No parece haber llamado mucho la atención esta faceta poco ecológica del joven reportero, desfacedor de entuertos.

En fin, entrar en más detalles conllevaría el riesgo de estropear la experiencia para los conocedores y los no-conocedores. Recomiendo no solo ir, sino repetir, sin moderación, desde los 7 hasta los 77 años, digamos.

Nunca es tarde, Capitán Trueno

No soy de la generación del Capitán Trueno. Sin embargo, gracias a este proyecto cuajado entre el Círculo de Bellas Artes, la Asociación de Amigos del Capitán Trueno y el genio Víctor Mora, su creador recientemente fallecido, me he dado cuenta de que no podía estar más equivocado. Y es que, nunca es tarde para conocer al Capitán Trueno.

Fotografía tomada en la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.
Fotografía tomada en la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.

Todos estamos hechos para ser de la generación del Capitán Trueno, todos podemos (re)leerlo, porque los valores que emanan de este cómic son universales, atemporales, justos y siempre educativos. Mortadelo y Filemón, Daredevil, Spiderman o las Hazañas Bélicas que leía cuando era niño no tenían ni por asomo la profundidad de nuestro héroe, que aglutina la capacidad no solo de entretener igual o más que los anteriormente citados, sino de crear esa picazón por la lectura y la reflexión a un público mainstream, en un ejercicio genialmente articulado como vehículo cultural.

No solo por las circunstancias políticas en las que se gestó —en plena dictadura de Franco— sino porque, como bien destaca la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe, el espléndido catálogo editado a propósito de esta y el comisario de la muestra, Patxi Lanceros, «las aventuras de Víctor Mora eran una ventana al mundo exterior», en el que podíamos y podemos aprender de otras culturas, otras razas, de la geografía, la arquitectura, la historia, los inventos, la literatura y en el que la justicia, la lucha contra el tirano, la protección de los débiles, la camaradería… estaban presentes por encima de todo.

Dibujo de portada de Paco Nájera para “Zagorff el belicoso”, 2003. Agradecimientos a herederos de VÍCTOR MORA  por la creación de personajes y guión.
Dibujo de portada de Paco Nájera para “Zagorff el belicoso”, 2003. Agradecimientos a herederos de VÍCTOR MORA por la creación de personajes y guión.

Como destacó Juan Barja, director del Círculo, en la rueda de prensa el día de la inauguración, «la épica del Capitán Trueno enseña a ser solidario, a no engañar, a respetar la palabra…valores que no se suelen destacar cuando hablamos de épica y que son el fundamento de la ética kantiana». Muchas son las reflexiones y estudios que se pueden hacer sobre El Capitán Trueno, pero a ojos de un neófito como yo, es tremendamente llamativo el comienzo de la saga in media res con un desafío, una justa amistosa entre héroes que se respetan, el Capitán Trueno y Ricardo Corazón de León, como destaca Patxi Lanceros en el catálogo.

Otro tema apasionante, que engancha y emociona, es el flashback de una de las historias en el que, en boca de un ciego, se explica cómo el Capitán Trueno creció en el seno de una familia feudal acaudalada de la costa española y cómo este, ante sus inquietudes (lectoras y de conocimiento, según se percibe del dibujo —igual de fundamental que la narrativa— de la misma), le dice a su padre que renuncia a la herencia porque «me niego a llevar la vida parasitaria que se lleva en este castillo». Y acaba replicando: «¡No quiero vivir de la sangre y sudor de los siervos!» Cuando se marcha, un abad exhorta al padre del Capitán Trueno: «¡Nunca debisteis permitir que leyera La República y Las Leyes de Platón! ¡Ni tampoco las leyendas del Rey Arturo y la Tabla Redonda!». Reprimenda que sin duda aviva el interés del lector/admirador por las nobles aficiones y loables valores del héroe.

Eso sin contar con el interesante papel de Sigrid, la novia del Capitán Trueno, que se muestra como una mujer independiente, que no se casa con el Capitán Trueno pese a serle fiel, pero con el que yace en el mismo lecho, que pelea y salva la vida de sus compañeros y que encima es Reina de Thule. Cabe recordar que en esta época la Sección Femenina durante el Régimen de Franco promulgaba otro tipo de conductas entre las mujeres.

Todo esto, y mucho más, está presente en la exposición que alberga la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes hasta el 29 de enero de 2017. No se trata tanto de una muestra de dibujos originales o de páginas del cómic, sino de un evento literario lo podríamos llamar, en el que se establecen las relaciones del célebre cómic con la Odisea, la Ilíada, el poema de Gilgamesh, Las mil y una noches, las sagas celtas, las artúricas (Cine Estudio realiza este octubre de 2016 un ciclo de películas artúricas por este motivo), Julio Verne, o la misma Biblia… ¿no es apasionante?

Por otra parte, el catálogo de la exposición amplía la información de la muestra con más tiras del cómic, más originales de dibujantes, entrevistas con Víctor Mora y el dibujante Ambrós, así como textos ampliados del propio comisario Patxi Lanceros, o de José Manuel Sánchez Ron, que amplía el apartado técnico de los inventos en el Capitán Trueno, así como Juan Calatrava que hace lo propio con la arquitectura y los paisajes.

El CBA completa el evento con distintas actividades incluídas en el ciclo de Los Lunes, Al Círculo, que todos los lunes propone una cita cultural distinta y abierta al público en relación a las exposiciones albergadas.

“El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe”. Homenaje a Víctor Mora

Inevitablemente la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe, programada por el Círculo de Bellas Artes en octubre, se va a convertir en un homenaje al genial escritor y creador del cómic, Víctor Mora, fallecido a los 85 años en su ciudad natal de Barcelona el pasado 17 de agosto de 2016.

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Dos años llevaba el Círculo trabajando en este proyecto. Dos años en los que el comisario de la exposición, Patxi Lanceros, y el director del Círculo, Juan Barja, tuvieron la oportunidad de reunirse con Víctor Mora y su mujer Armonía Rodríguez, que ha cuidado siempre de él, y con mayor dedicación desde el derrame cerebral padecido por el escritor en 1996. También dos años de trabajo con la Editorial Bruguera y con la Asociación de Amigos de El Capitán Trueno, sin los que, probablemente no habría sido posible organizar esta muestra, que cuenta, entre otras, con primeras ediciones del cómic y originales de los dibujantes que trabajaron con Mora, desde Ambrós, hasta casi una veintena más.

Víctor Mora fue un lector empedernido y un erudito en su terreno. Su inspiración proviene de muchas fuentes y de ahí que el CBA con esta exposición, El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe, quiera poner el foco en algunos de los aspectos quizás menos tratados en las variadas y numerosas interpretaciones que se han hecho sobre este célebre cómic. Entre ellas, el aspecto narrativo y literario, del que se ha ocupado el catedrático Patxi Lanceros, con alusiones, por ejemplo, a Homero, Marco Polo, Cervantes o la Biblia; la arquitectura (Juan Calatrava), a través de la Gran Muralla china, las pirámides de Egipto, las construcciones incas, las ciudades medievales europeas, orientales o africanas; y la técnica y los inventos (José Manuel Sánchez Ron), como la pólvora, los robots, los globos aerostáticos, cañones, submarinos… Y todo ello con un hilo vertebrador político, presente tanto en cuanto el cómic nace en plena dictadura franquista.

Víctor Mora, cuyo padre murió en el exilio, era republicano, formó parte del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), estuvo preso por sus ideas junto a su mujer, se exilió un tiempo en Francia y siempre tuvo que lidiar con la censura. En algunas ocasiones, para borrar puños en alto, en otras, para evitar que Sigrid y el Capitán Trueno se besaran o, si quiera, se abrazaran. «Nunca los casé, aunque al Ministerio de Información y Turismo no le hiciera gracia que anduvieran juntos sin vínculos matrimoniales, como publicó en un oficio», manifestó en una entrevista de Fernando Goitia publicada el 25 de septiembre de 2011 en el XL Semanal.

En unos años en los que la televisión no ocupaba el lugar preferencial de hoy en los salones de los españoles, el cómic en general, y El Capitán Trueno en particular, vivió una época dorada desde su nacimiento en mayo de 1956 y durante 12 años en los que se agotaba en los quioscos, vendiendo más de un millón de ejemplares al mes y manteniendo a muchos más españoles enganchados a sus aventuras. Quizás fuera la necesidad de evadir la mente hacia otro lugar, quizás simplemente que todos congeniaban con el protagonista o con alguno de sus acompañantes, Goliath y Crispín, lo cierto es que fue un éxito absoluto del que se han hecho canciones, como el Capitán Trueno de Asfalto, y hasta películas, como Capitán Trueno y el Santo Grial (2011). Mora, en la entrevista antes mencionada, que reproduciremos íntegra en el catálogo de la exposición, decía acerca del éxito de su héroe: «Era un personaje progresista, por no decir subversivo para la época; un justiciero que se oponía al poder autoritario y brutal, estaba a favor de la democracia y defendía a los débiles. Así es como yo entendía su éxito, aunque igual no fue eso, claro». Muchas generaciones deben hoy gratitud a uno de los grandes del cómic español. Descansa en paz Víctor Mora, gracias por tu legado.

Exposición de El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.
10.10.2016 > 29.01.2017
Sala Goya del CBA Madrid.

Paralelamente a la exposición, el ciclo de Los lunes, al Círculo, con eventos relacionados:

10 oct. Conversación entre Patxi Lanceros (comisario de la expo) y José Antonio Ortega Anguiano (experto en cómic español, escritor y blogger en Voto a bríos, el blog de El Guerrero del Antifaz.
17 oct. Cómic improvisado a cargo de Iñaki Miranda, artista en DC Comics y fundador de JOII y Alejandro Xermánico, también en DC Comics, entre otros, y con su propio blog.
24 oct. Clase magistral del historietista y dibujante de tebeos multipremiado, Carlos Pacheco.