Números que sonrojan: el estado de la cultura en España

El Círculo de Bellas Artes acogió la presentación del Informe sobre el estado de la cultura en España 2016. La cultura como motor de cambio, dirigido y coordinado por Enrique Bustamante, catedrático en Comunicación Audiovisual y Publicidad.

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La Fundación Alternativas avala este trabajo que, además de ofrecer un diagnóstico sobre el estado de nuestra cultura, aporta una serie de propuestas para mejorarla.

Advertimos que los resultados no son asombrosos. No extraña la eliminación de puestos de trabajo, la reducción de la oferta cultural, el descenso del número de espectadores y consumidores, las pérdidas millonarias… No extraña porque tal vez fuera esa la intención: la de acostumbrarnos, a golpe de medidas, a entender que la cultura es el último mono esto de la crisis.

El informe señala el ligero repunte que la actividad cultural ha tenido en España. Pero el daño ha sido tal, que si echamos un vistazo a los datos anteriores a 2008, conformarse con los recién publicados equivale a aceptar que hay que conformarse siempre con las sobras.

Durante estos cinco años de crisis económica se han perdido más de 100.000 empleos (léase lo que es: 100.000 personas sin trabajo), se han cerrado 4.500 empresas dedicadas a la cultura y ha bajado hasta un 27,72% el consumo de productos culturales. “Hablamos de un castigo en el IVA, de recortes muy fuertes en las ayudas de las autonomías, en grandes y pequeños municipios. En definitiva, la crisis cultural en España ha sido mucho más fuerte que la del resto de los sectores económicos”, señala Enrique Bustamante en una entrevista realizada en Radio Círculo.

La dejadez y la falta de interés por parte de las políticas culturales, han visto en la crisis económica un fantástico aliado, al abrigo del cual se han llevado a cabo medidas bien inservibles –por poco desarrolladas–, como la Ley de Propiedad Intelectual, o bien tan negativas como la modificación de la Ley de Bases de Régimen Local, que ha eliminado la obligación de las corporaciones de prestar servicios culturales. O como el tristemente célebre 21% de IVA cultural que, además de no servir para recaudar fondos, ha conseguido que los españoles frecuentemos cada vez menos lugares de consumo cultural.

Así, a lo largo del informe, elaborado gracias a la investigación de 19 expertos de diversas universidades, se hace alusión a las instituciones públicas y privadas, poniendo de manifiesto la necesidad de un apoyo explícito. Según Bustamente, “sin ayuda firme, la creatividad cultural seguirá existiendo pero será difícil que llegue al público con calidad. La cultura genera cohesión social, participación democrática… pero no puede llegar al público porque el tejido económico industrial se lo impide”.

Las recetas para mejorar la penosa situación que atraviesa nuestra cultura, lejos salir de una varita mágica, son concretas y evidentes. La Fundación Alternativas les pone nombre. Algunas de ellas son: la disminución del IVA, la restitución del Ministerio de Cultura, la recuperación de los presupuestos públicos, la reformulación del Plan de Fomento de la Lectura, un acuerdo nacional sobre el préstamo digital, la descentralización de la oferta musical en directo y el apoyo a las salas, la dotación de 90 millones para el Fondo de Ayuda a la Cinematografía, o la creación de un consejo o agencia del diseño.

Como decíamos al principio, y apunta Bustamante, “nos encontramos en un punto de inflexión en medio de la crisis que hemos sufrido y parece que hay algunos signos de recuperación”. Sin embargo, el informe evidencia que además de ser una mejora poco significativa, la distancia con los datos pre-crisis está aún muy lejos de salvarse.

Mucho más difícil aún va a ser que se extienda la idea del subtítulo de este informe: “La cultura como motor de cambio”. Incluso entre parte de las personas que conforman el sector. Será complicado quitarse el polvo pedigüeño con el que llevan años cubriendo las espaldas culturales. Será complicado no conformarse con la inclusión de apuntes sueltos y generales en los programas electorales.

Parece evidente que va siendo hora de sacar la Minerva que todos llevamos dentro.

Puedes escuchar la entrevista a Enrique Bustamante aquí:

Por Rosa Tasyaran y Sofía García