Fresca (pese al calor asfixiante del verano de Nueva York). Profética (sólo tres años después Los Ángeles vivió uno de los disturbios raciales más grandes de su historia). Revolucionaria y muy divertida. Spike Lee se mete en la piel de un repartidor de pizza para capturar, a través de su recorrido diario, la vida cotidiana de los habitantes de un barrio deprimido y multiétnico de Brooklyn. Una de las primeras obras de su director y, todavía hoy, una de las mejores.