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Regreso a la ciudad (Escopeta, Vinazo y Centeno)

José Ortiz-Echagüe (1916)

La escena transcurre a las puertas de Ávila. Estamos en 1916 y el autor, una de las personalidades más atractivas e inesperadas del nuevo siglo, está buscando la esencia de España. Son tiempos de religión y tradiciones. De capas negras, de historia y de crucifijos.

La escena transcurre a las puertas de Ávila. Estamos en 1916 y el autor, una de las personalidades más atractivas e inesperadas del nuevo siglo, está buscando la esencia de España. Son tiempos de religión y tradiciones. De capas negras, de historia y de crucifijos.

Tres hombres posan tratando de representar la grandeza de una época. Aunque miran hacia delante, la ciudad que se encierra a sus espaldas nos habla de tiempos pasados. Los mismos personajes aparecen en otras escenas captadas el mismo día. Indudablemente, el fotógrafo ha hecho una larga sesión, una puesta en escena. «Escopeta, Vinazo y Centeno» es la más simbólica de todas, la que mejor recoge la mirada del autor…

El fotógrafo se llama José Ortiz-Echagüe, tiene apenas treinta años y no es un cualquiera. Ingeniero militar, piloto de aviación (con el carné número tres de la primera promoción), se dedica con pasión a la fotografía, persiguiendo la esencia de una época, de un país. Ilustrado, perfeccionista, rico, Ortiz-Echagüe se fabrica su propio papel, edita sus propios libros, crea su propio estilo y marca –con sus imágenes– la primera mitad del siglo XX en España. En los años veinte, a su vuelta de África, Ortiz- Echagüe comienza una aventura grandiosa: retratar España, sus paisajes, sus castillos, sus personajes. Así, lleva a cabo una obra descomunal que, a finales de los años treinta, comienza a publicar en cuatro libros ejemplares, probablemente los mejores que ha editado nunca un fotógrafo en nuestro país.

Emprendedor imparable, Ortiz-Echagüe simultanea sus exposiciones en los mejores centros internacionales de fotografía con una labor empresarial asombrosa que le lleva a fundar y dirigir simultáneamente dos empresas de la España moderna: Construcciones Aeronáuticas y Seat. Su huella –admirada y controvertida– ha influido decisivamente en los mejores nuevos documentalistas españoles, de los que Cristina García Rodero es su ejemplo más relevante.

ALBERTO ANAUT
DIRECTOR DE LA FÁBRICA