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En la tierra carnal

Entrevista con Allen Ginsberg

Steve Silberman
Traducción de la entrevista Nacho Fernández
Traducción de los poemas Jaime Priede
Fotografía © Elsa Dorfman 2008 (www.elsadorfman.net)

En 1993 Allen Ginsberg (Paterson, New Jersey, 1926-Nueva York 1997), el gran poeta de la Generación Beat norteamericana, visitó el CBA para realizar una emocionante lectura poética que quedaría en el recuerdo de todos los asistentes. Quince años más tarde, el CBA ha recuperado la grabación de aquel recital y la ha editado acompañando a un libro que recoge los poemas que leyó aquella tarde. Minerva publica ahora una de las últimas entrevistas que concedió Ginsberg, acompañada de una nueva introducción de su autor, Steve Silberman, editor de la revista Wired y gran amigo del poeta.

Cinco meses antes de que Allen Ginsberg muriera, le enseñé por primera vez la World Wide Web. Fue con ocasión de una entrevista para HotWired, el sitio web de la revista Wired. Conocía a Allen desde hacía veinte años. Había sido su alumno y su asistente en el Instituto Naropa, la universidad fundada por el maestro budista de Allen, Chögyam Trungpa Rimpoche, y desde entonces fuimos amigos.

Le mostré a Allen un motor de búsqueda y tecleé su nombre. Aunque la Red era aún muy joven, arrojó miles de vínculos. Allen suspiró y dijo: «doy gracias a Dios por no saber utilizarlo». Aunque es posible que no entendiera con exactitud lo que era la Red, yo sabía que él apreciaría el poder hablar con miles de personas de todo el mundo a través de un medio nuevo. En los cincuenta, Allen y sus amigos de la Generación Beat, como Jack Kerouac y Gary Snyder, habían creado una suerte de «Internet» propia, lanzando cientos de revistas de poesía y pequeñas editoriales. «Escribir el poema es sólo la mitad del trabajo creativo», dijo en una ocasión la poeta beat Diane DiPrima, «la otra mitad consiste en crear el público».

Tras nuestra entrevista, acompañé a Allen a su última lectura poética en San Francisco. Él todavía no sabía lo enfermo que estaba, pero debía de intuirlo porque cuando se despidió de mí, me besó en la boca y me dijo «Que tengas una vida buena y agradable». Inmediatamente sentí que no volvería a verlo jamás. Aunque Allen se encontraba muy cerca de la muerte, tenía un montón de proyectos de cara al futuro: un concierto con Philip Glass, Paul McCartney y Beck; más fotografía, y también más escritura.

Ahora, más de diez años después, sigo pensando en Allen cada día.

Estoy muy contento de que Allen esté aquí con nosotros. Es difícil imaginar las últimas décadas de vida pública sin su trabajo. La publicación de Aullido a finales de los cincuenta fue un gran gesto encaminado hacia la honestidad, la franqueza y la sinceridad en el discurso público, y su poesía ha influido a muchas generaciones de artistas y músicos. Allen, bienvenido a HotWired.

Hola Steve. Como sabéis, o como no sabéis –oyentes, lectores–, Steve Silberman y yo somos viejos amigos, nos conocemos desde hace una década o más.

Fui estudiante de Allen cuanto tenía 19 años, y ahora tengo 39, así que…

En el Naropa Institute, en Boulder, Colorado, en la Jack Kerouac School of Disembodied Poetics [Instituto Naropa, Escuela Jack Kerouac de Poética Incorpórea]. Todavía sigue existiendo; iré este verano.

Sí, es una comunidad mágica y creativa. Allen está aquí en San Francisco y actuó anoche en la gala en beneficio de la Wilderness Society [Sociedad de la Naturaleza Salvaje]. ¿Qué tal estuvo, Allen?

Fue muy divertido. No había estado nunca en un gran concierto popular de rock and roll, aquí en Estados Unidos, participando como una banda más. Salí a una buena hora, alrededor de las 21:00, es decir, justo a la mitad del espectáculo, cuando el público ya estaba acomodado, pero todavía fresco, porque todo el mundo estaba esperando a Beck, que no actuaba hasta la medianoche. Me acompañaba un grupo muy bueno, una banda que montamos para el evento; Ralph Carney, con el que ya había trabajado antes, y uno de los guitarristas de Beck se subieron conmigo al escenario y también un batería; interpretamos una versión de «La balada de los esqueletos», que Mercury acaba de sacar en compacto. Un poema político, con manifestaciones políticas muy claras sobre la extrema derecha y los estalinistas teocráticos y monoteístas. Y había un montón de chavales jóvenes, haciendo cola –habían montado una especie de puesto de autógrafos, donde te sientas y firmas–, chavales de once, doce y trece años. Fue divertido. Algunos sabían quién era, pero otros hacían cola para llevarse un autógrafo mío porque suponían que debía ser una estrella o algo así.

El grupo que te acompaña en esa grabación es magnífico: Philip Glass, Paul McCartney, Marc Ribot y Lenny Kaye; un grupo que abarca un par de generaciones de músicos de primera.

Sí, bueno, trabajé con Marc Ribot, que aparece en una lista de la revista Musician como uno de los cien mejores guitarristas del mundo.

Ha tocado con Elvis Costello. Y creo que Carney también.

Sí, y con Tom Waits. Carney ha tocado con todo tipo de gente, incluyéndome a mí y a Beck, y me he visto alguna vez con McCartney en los últimos años, para revisar su poesía. Trabajábamos con haikus. Eso le interesa. Linda, su mujer, estaba trabajando en ellos.

¿Estuviste en la sesión original de grabación de «All You Need is Love»?

No; ¿ésa fue la de la habitación de hotel? Me olvido… Estuve en una muy, muy interesante con Lennon y el tipo de los Stones, Jagger. Fue a finales de los sesenta, «Butterfly Fly Away», en los estudios de Abbey Road, invitado junto a Miles, que es un amigo común suyo y mío.

Y también tu biógrafo, ¿no es así?

Sí, y ahora está editando mi correspondencia. Pero no había visto mucho a McCartney hasta que vino a Nueva York hace un par de años para participar en Saturday Night Live. Se acordaba bien de mí porque habíamos pasado algunas tardes juntos y me saludó como a un hermano o un amigo al que no hubiera visto en mucho tiempo. Me invitó a su casa en Inglaterra y congeniamos. Yo había escrito «La balada de los esqueletos» y se la leí, y su hija me filmó leyendo con una camarita de 8 mm. Tuve una lectura con Anne Waldman, el poeta británico Tom Picard y alrededor de trece poetas más en el Royal Albert Hall hace un año. Le pregunté a McCartney por un guitarrista joven que fuera despierto y cogiera las cosas al vuelo, y me mencionó algunos nombres. Parecían tipos ya mayores, como Jeff Beck. Me dijo: «Pero si no estás comprometido con un guitarrista, ¿por qué no pruebas conmigo? Me encanta el poema». Yo le conteste: «Por supuesto, tenemos un cita». […] No anunciamos quién iba a ser mi acompañante. Lo presentamos sólo al final del espectáculo: el patio de butacas del Albert Hall se vino abajo y clavamos la canción. Me dijo que lo avisara si alguna vez me decidía a grabarlo. Así que cuando tuvimos una versión básica grabada se la mandamos. Él le añadió maracas y percusión, que hacían falta. Le dio un esqueleto, le dio forma. También incluyó un órgano –estaba intentando conseguir el efecto de Al Kooper en el primer Dylan– y la guitarra, con lo que le dedicó un montón de trabajo. Nos llegó de vuelta justo a tiempo para que Philip Glass incluyera sus arpegios al piano.
[…]

Y Gus Van Sant dirigió un vídeo que está dando mucho juego en la MTV.

Sí, eso es total. Van Sant y yo habíamos ido a la Universidad de Princeton juntos en una limusina y, cuando llegamos al hotel, abrió el maletero del coche y ahí estaba la funda de su guitarra. Le pregunté: «¿Tocas?»; y me contestó: «Sí, tengo un grupo en Portland». Y le dije: «Vaya, pues necesito un acompañante». Lo repasamos en su habitación. Estaba un poco nervioso con el asunto, pero se las arregló muy bien […]. Así que conocía el tema en detalle. Más adelante, cuando la MTV pidió un vídeo, que es algo inusual, Danny Goldberg y Mercury ofrecieron un poquito de dinero. Unos 10.000 dólares, creo, que no es nada para un vídeo. No sé lo que paga Michael Jackson o cualquier grupo corriente: 70.000, 60.000… Creo que lo arreglamos por 14.000. Y a la MTV le gustó tanto que empezaron a emitirlo en Buzz Clips, y ahora lo van a emitir en ese festival de cine en Utah…

¿El de Sundance?

Sí, el Festival de Sundance. Me han invitado, porque el vídeo es realmente bueno. ¿Lo has visto?

No, no lo he visto.

Es un gran collage. Van Sant recuperó los viejos esqueletos de Pathé Satan y los mezcló con Rush Limbaugh, Dole y los políticos locales, Newt Gringrich y el Presidente. Y mezcló todo eso con la bomba atómica: cuando hablo de la silla eléctrica –«Eh, ¿qué se cuece?»– aparece Satán activando una bomba atómica y yo temblando con el sombrero del Tío Sam puesto… O sea, una producción bárbara; es muy divertido.

Es un gran director. Recuerdo que su primera producción comercial, Mala Noche, fue la primera película que he visto en la que la gente que salía fumando porros parecían realmente personas fumando porros, y no actores haciendo que los fumaban. Y esa primera película, Mala Noche, fue un retrato muy sincero de una relación gay sin ser una especie de estereotipo del gueto gay.

Sí, me gustó lo que hizo con Burroughs en Drugstore Cowboy, y ha vuelto a utilizarlo. Fui allí a una lectura, me lo encontré, y me dio una vuelta por la ciudad. Me enseñó sus viejos andurriales, donde paraban los chavales y los sitios donde rodaba: el viejo hotel que utilizó en Mi Idaho privado… Pero lo que realmente me dejó alucinado fue River Phoenix en esa película. Pienso que la escena de la hoguera con River Phoenix y Keanu Reaves, en la que el chapero abre su corazón, es realmente extraordinaria.

El diálogo de esa escena fue improvisado por River Phoenix. No estaba en el guión.

Eso parece. Con el disco que hicimos todo funcionó de maravilla, y Mercury me ha pedido que prepare un álbum completo para el año que viene, así que tengo algo de trabajo por delante.

Qué bueno. Lo que es fantástico del poema… has mencionado que era un poema político, que sin duda lo es, pero también recuerda a la meditación budista tradicional, donde te visualizas a ti mismo como un esqueleto. Así que parece dirigirse a la naturaleza esencial –la naturaleza compartida– de la humanidad, al mismo tiempo que recalca la vanidad de la Christian Coalition [Coalición Cristiana].

Y también, para empezar, la vanidad de los deseos humanos. Es un viejo truco, vestir a personajes arquetípicos como esqueletos: el Obispo, el Papa, el Presidente, el Jefe de policía. Hay un pintor mexicano –Posada– que hace eso exactamente…

Sí, hay todo un género: pequeños dioramas de burdeles donde tanto la prostituta como el cliente son esqueletos…

Sí, es muy, muy antiguo, parece que viene de tiempos medievales. Creo que fueron los españoles, cuando llegaron a México, los que trajeron esta tradición; así que para mí fue fácil, muy sencillo. Tal vez deba leer el poema, no sé…

Sí, adelante.

Quizás resulte igual de bien leído que cantado, y además tiene un final interesante. Se titula «La balada de los esqueletos»:

Dijo el esqueleto PresidenteSaid the Presidential Skeleton / I won’t sign the bill / Said the Speaker skeleton / Yes you will // Said the Representative Skeleton / I object / Said the Supreme Court skeleton / Whaddya expect // Said the Military skeleton / Buy Star Bombs / Said the Upperclass Skeleton / Starve unmarried moms // Said the Yahoo Skeleton / Stop dirty art / Said the Right Wing skeleton / Forget about yr heart // Said the Gnostic Skeleton / The Human Form’s divine / Said the Moral Majority skeleton / No it’s not it’s mine // Said the Buddha Skeleton / Compassion is wealth / Said the Corporate skeleton / It’s bad for your health // Said the Old Christ skeleton / Care for the Poor / Said the Son of God skeleton / AIDS needs cure // Said the Homophobe skeleton / Gay folk suck / Said the Heritage Policy skeleton / Blacks’re outa luck // Said the Macho skeleton / Women in their place / Said the Fundamentalist skeleton / Increase human race // Said the Right-to-Life skeleton / Foetus has a soul / Said Pro Choice skeleton / Shove it up your hole // Said the Downsized skeleton / Robots got my job / Said the Tough-on-Crime skeleton / Tear gas the mob // Said the Governor skeleton / Cut school lunch / Said the Mayor skeleton / Eat the budget crunch // Said the Neo Conservative skeleton / Homeless off the street! / Said the Free Market skeleton / Use ’em up for meat // Said the Think Tank skeleton / Free Market’s the way / Said the Saving & Loan skeleton / Make the State pay // Said the Chrysler skeleton / Pay for you & me / Said the Nuke Power skeleton / & me & me & me // Said the Ecologic skeleton / Keep Skies blue / Said the Multinational skeleton / What’s it worth to you? // Said the NAFTA skeleton / Get rich, Free Trade, / Said the Maquiladora skeleton / Sweat shops, low paid // Said the rich GATT skeleton / One world, high tech / Said the Underclass skeleton / Get it in the neck // Said the World Bank skeleton / Cut down your trees / Said the I.M.F. skeleton / Buy American cheese // Said the Underdeveloped skeleton / We want rice / Said Developed Nations’ skeleton / Sell your bones for dice // Said the Ayatollah skeleton / Die writer die / Said Joe Stalin’s skeleton / That’s no lie // Said the Middle Kingdom skeleton / We swallowed Tibet / Said the Dalai Lama skeleton / Indigestion’s whatcha get // Said the World Chorus skeleton / That’s their fate / Said the U.S.A. skeleton / Gotta save Kuwait // Said the Petrochemical skeleton / Roar Bombers roar! / Said the Psychedelic skeleton / Smoke a dinosaur // Said Nancy’s skeleton / Just say No / Said the Rasta skeleton / Blow Nancy Blow // Said Demagogue skeleton / Don’t smoke Pot / Said Alcoholic skeleton / Let your liver rot // Said the Junkie skeleton / Can’t we get a fix? / Said the Big Brother skeleton / Jail the dirty pricks // Said the Mirror skeleton / Hey good looking / Said the Electric Chair skeleton / Hey what’s cooking? // Said the Talkshow skeleton / Fuck you in the face / Said the Family Values skeleton / My family values mace // Said the NY Times skeleton / That’s not fit to print / Said the CIA skeleton / Cantcha take a hint? // Said the Network skeleton / Believe my lies / Said the Advertising skeleton / Don’t get wise! // Said the Media skeleton / Believe you me / Said the Couch-potato skeleton / What me worry? // Said the TV skeleton / Eat sound bites / Said the Newscast skeleton / That’s all Goodnight
No firmaré el proyecto de ley
Dijo el esqueleto Portavoz
Sí que lo harás

Dijo el esqueleto Congresista
Me opongo
Dijo el esqueleto Corte Suprema
Qué esperabas

Dijo el esqueleto Militar
Compra bombas galácticas
Dijo el esqueleto Clase Alta
Que se mueran de hambre las mamis solteras

Dijo el esqueleto Yahoo
Eliminad el arte obsceno
Dijo el esqueleto Ala Derecha
No hagas caso a tu corazón

Dijo el esqueleto Gnóstico
La figura humana es divina
Dijo el esqueleto Orden Moral
No, no lo es, es mía

Dijo el esqueleto Buda
La compasión es riqueza
Dijo el esqueleto Empresario
Malo para tu bienestar

Dijo el esqueleto del viejo Cristo
Atended a los pobres
Dijo el esqueleto Hijo de Dios
El SIDA necesita cura

Dijo el esqueleto Homófobo
Los gays la chupan
Dijo el esqueleto Política Racial
Los negros no están de suerte

Dijo el esqueleto Macho
Las mujeres en su sitio
Dijo el esqueleto Fundamentalista
Que se multiplique la raza humana

Dijo el esqueleto Pro-Vida
El feto tiene alma
Dijo el esqueleto Pro-Aborto
Que te la metan por el ojete

Dijo el esqueleto Ajuste de Plantilla
Los robots me quitaron el trabajo
Dijo el esqueleto Lucha Contra el Crimen
Gas lacrimógeno a la chusma

Dijo el esqueleto Gobernador
Eliminen el comedor escolar
Dijo el esqueleto Alcalde
Cómanse el recorte presupuestario

Dijo el esqueleto Neoconservador
¡Fuera de las calles los sin hogar!
Dijo el esqueleto Mercado Libre
Úsenlos para carne
Dijo el esqueleto Comité de Sabios
El Mercado Libre es el camino
Dijo el esqueleto Caja de Ahorros
Que pague el Estado

Dijo el esqueleto Chrysler
Que pague por ti & por mí
Dijo el esqueleto Fuerza Nuclear
& por mí & por mí & por mí

Dijo el esqueleto Ecológico
Mantén azul el cielo
Dijo el esqueleto Multinacional
¿Cuánto me das por ello?

Dijo el esqueleto NAFTA
Hazte rico, Libre Cambio
Dijo el esqueleto Maquiladora
Talleres explotadores, paga baja

Dijo el esqueleto Tratado de Libre Comercio
Un solo mundo, alta tecnología
Dijo el esqueleto Clase Baja
Menudo timo

Dijo el esqueleto Banco Mundial
Talad los árboles
Dijo el esqueleto FMI
Compra queso americano

Dijo el esqueleto Subdesarrollo
Queremos arroz
Dijo el esqueleto Grandes Potencias
Vende tus huesos para dados.

Dijo el esqueleto Ayatolá
Muere escritor muere
Dijo el esqueleto Joe Stalin
No es mentira

Dijo el esqueleto China
Me he tragado el Tíbet
Dijo el esqueleto Dalai Lama
Menuda indigestión

Dijo el esqueleto Coro Mundial
Ése es su destino
Dijo el esqueleto USA
Salvemos Kuwait
Dijo el esqueleto Petroquímica
¡Rugid, bombarderos, rugid!
Dijo el esqueleto Psicodélico
Fúmate un dinosaurio

Dijo el esqueleto de Nancy
Di no a las drogas
Dijo el esqueleto Rasta
Fuma, Nancy, fuma

Dijo el esqueleto Demagogia
No fumes hierba
Dijo el esqueleto Alcohólico
Que se te pudra el hígado

Dijo el esqueleto Yonqui
¿Qué hay de un pico?
Dijo el esqueleto Gran Hermano
Cárcel para esos mierdas

Dijo el esqueleto Espejo
Eh, guapa
Dijo el esqueleto Silla Eléctrica
Eh, ¿qué se cuece?

Dijo el esqueleto Talkshaw
Que te follen
Dijo el esqueleto Valores de la Familia
Mi familia valora el spray defensivo

Dijo el esqueleto NY Times
Eso no se puede publicar
Dijo el esqueleto CIA
¿No pillas la indirecta?

Dijo el esqueleto de la Red
Créete mis mentiras
Dijo el esqueleto Publicidad
¡Te pasas de listo!

Dijo el esqueleto Poder Mediático
Créeme
Dijo el esqueleto Sofá & TV
A mí qué más me da

Dijo el esqueleto TV
Come decibelios
Dijo el esqueleto Telediario
Esto es todo Buenas noches.

Ahí hay un verso interesante, que me rondaba la cabeza justo en aquel momento, y que dice: «Dijo el esqueleto CIA / ¿No pillas la indirecta?». Se refiere a la revelación del San Jose Mercury News sobre la participación de la CIA en el tráfico de cocaína, con la Contra vendiendo coca en Los Ángeles y el tipo de desmentido genérico del Washington Post y el New York Times, ¡intentando reconducir el análisis desde lo que había sucedido con la Contra y la CIA a lo que estaba pasando con el San Jose Mercury News y sus periodistas! En la línea de: «¿No pillas la indirecta?»; «no tienes que probar nada, no tienes que armar tanto escándalo por eso», ya sabes. «¿Por qué estás montando tanto follón cuando no puedes probar que fue una decisión de los mandos de la CIA?». A pesar de que, en realidad, sí se puede.

Tú informaste sobre la participación de la CIA en el tráfico de drogas duras durante la era Vietnam.

Sí, desde los setenta. De hecho, escribí «NSA Dope Calypso» allá por 1990; cubría este tema que ahora es actualidad en los periódicos, pero añadía algunas cosas que no puedes leer en el New York Times ni en el reportaje, muy moderado –tipo «¿No pillas la indirecta?»– de Walter Pincus en el Washington Post. El poema lo escribí entre enero y febrero de 1990. La información proviene de una investigación muy famosa del senador Kerry y el Subcomité de Terrorismo, Drogas y Operaciones Internacionales, que cazó a la CIA. Hoy en día te dicen: «Bueno, pero eran sólo colaboradores, no puedes probar que la CIA tuviera una política deliberada…». Pero sí puedes probarlo. La historia es estaEl poema recrea el escándalo del Irangate, cuando saltó la noticia que implicaba a militares, CIA y gobierno en el tráfico de cocaína. Richard Secord y Oliver North eran dos altos militares del ejército norteamericano implicados directamente en el caso, así como John Hull, el mercenario norteamericano que servía de enlace entre Costa Rica, la CIA y los narcotraficantes, el traficante Ramón Milián Rodríguez, Félix Rodríguez, terrorista que trabajó como agente principal de la CIA en Miami, y Donald Gregg, asesor de Seguridad Nacional y supervisor de la CIA del entonces vicepresidente George Bush, padre del actual presidente [N. T].:

Richard Secord y Oliver NorthNow Richard Secord and Oliver North / Hated Sandinistas whatever they were worth / They peddled for the Contras to ease their pain / They couldn’t sell Congress so the Contras sold cocaine // The discovered Noriega only yesterday / Nancy Reagan & the CIA // Now coke and grass were exchanged for guns / On a border airfield that John Hull runs / Or used to run till his Costa Rican bust / As a CIA spy trading Contra coke dust // They discovered Noriega only yesterday / Nancy Reagan & the CIA // Ramón Milián Rodriguez of Medellín Cartel / Laundered their dollars & he did it very well / Hundreds of millions through U.S. banks / Till he got busted and sang in the tank // It was buried in the papers only yesterday / When Bush was Drug Czar U.S.A. // Milián told Congress $3,000,000 coke bucks / Went to Felix Rodríguez, CIA muck-a-muck / To give to the Contras only Hush Hush Hush / Except for Donald Gregg & his boss George Bush // Buried in the papers only yesterday / With Bush Vice President U.S.A. // Rodríguez met Bush in his office many times / They didn’t talk business, they drank lemon & limes / Or maybe they drank coffee or they smoked a cigarette / But cocaine traffic they remembered to forget // Buried in the papers only yesterday / And Bush got in the White House of the U.S.A. // Now when Bush was director of the CIA / Panama traffic in coke was gay / You never used to hear George Bush holler / When Noriega laundered lots of cocaine dollar // Bush paid Noriega, used to work together / They sat on a couch & talked about the weather // Then Noriega doublecrossed his Company pal / With a treaty taking back our Panama Canal / So when he got into the big White House / Bush said Noriega was a cocaine louse // The Cold War ended, East Europe found hope, / The U.S. got hooked in a war on dope // Glasnost came, East Europe got free / So Bush sent his army to Panama City / Bush’s guns in Panama did their worst / Like coke fiends fighting on St. Marks & First // Does Noriega know Bush’s Company crimes? / In 2000 A.D. read the New York Times.
Odiaban a los sandinistas sin importarles su valor
Trapicheaban con los Contras para aliviar su sufrimiento
Como no podían vender el Congreso, los Contras vendían Cocaína

No descubrieron a Noriega hasta ayer
Nancy Reagan & la CIA

Había trueque de coca y hierba por armas
Al final de una pista de aterrizaje que regenta John Hull
O solía regentar hasta su contratiempo en Costa Rica
Como espía de la CIA que negociaba la coca de la Contra

No descubrieron a Noriega hasta ayer
Nancy Reagan & la CIA

Ramón Milián Rodríguez del Cártel de Medellín
Blanqueaba el dinero & lo hacía muy bien
Cientos de millones a través de los bancos americanos
Hasta que lo trincaron y se hundió en la trena
Ocultado a la prensa hasta ayer
Mientras Bush era el Zar de la droga en USA

Milián dijo en el Congreso que 3.000.000 de pavos de la droga
Fueron para Félix Rodríguez, la CIA enredando
Para sobornar a la Contra chitón chitón chitón
Sólo lo saben Donald Gregg & su jefe George Bush

Ocultado a la prensa hasta ayer
Cuando Bush era Vicepresidente de USA

Rodríguez se reunió con Bush en su despacho muchas veces
No hablaban de negocios, bebían lima con limón
O puede que tomaran café o que fumaran un puro
Pero se acordaron de olvidar el tráfico de cocaína.

Ocultado a la prensa hasta ayer
Y Bush entró en la Casa Blanca de USA

Cuando Bush dirigía la CIA
El tráfico de coca en Panamá era divertido
No se solían escuchar los berridos de George Bush
Cuando Noriega blanqueaba montones de dólares de la coca

Bush pagaba a Noriega, solían trabajar juntos
Se sentaban en un sofá & hablaban del tiempo

Luego Noriega traicionó a su colega
Con un tratado reclamando el Canal de Panamá
Así que cuando entró en la gran Casa Blanca
Bush dijo que Noriega era un criminal de la droga

La guerra fría llegó a su fin, Europa del Este encontró motivos
[para la esperanza,
Los Estados Unidos se vieron atrapados en la guerra de las drogas

Llegó la Glásnost, Europa del Este alcanzó la libertad,
Entonces Bush envió el ejército a Panamá capital
Los fusiles de Bush en Panamá se portaron de lo peor
Como los colgados de la coca peleándose en St. Marks & First

¿Conoce Noriega los crímenes de la Compañía de Bush?
Lee el New York Times en el año 2000 D. C.

Y ésa es precisamente la predicción de cuál va a ser la reacción del New York Times cuando salgan las noticias en el año 2000, dentro de tres o cuatro años.

En Internet podrás leerlo antes…

En 1971 trabajé en un libro llamado The Politics of Heroin in Southeast Asia [La política de la heroína en el Sudeste Asiático], publicado por Harper & Row y escrito por Al McCoy, que en realidad concebimos juntos el Primero de Mayo de 1970, en Yale, cuando estuvo allí Jean Genet. Fui a Washington e investigué a fondo en el Instituto de Estudios Políticos y hablé con un montón de ex agentes de la CIA y, de hecho, llegué a desafiar a Richard Helms, el director de la CIA. Hicimos una apuesta; si yo estaba en lo cierto –que la CIA estaba traficando con drogas– tendría que sentarse y meditar una hora al día el resto de su vida, y si me equivocaba, yo le daría mi vajra, mi sello tibetano, un objeto ritual. Y él acabó saliendo en los periódicos, en las columnas de Flora Lewis del Newsday y en las de Jack Anderson –el columnista político sindicado–. Helms tuvo que aparecer frente a la Sociedad Americana de Editores de Prensa y negarlo todo, diciendo que tenían un acta que confirmaba su inocencia expedida por la Agencia de Narcóticos del Departamento del Tesoro, ¡que es lo que la CIA vuelve a esgrimir ahora!

Recuerdo que comí con el periodista Walter Pincus y con un viejo compañero de habitación de la universidad, Joseph Kraft, que era uno de esos expertos que escribían columnas poco comprometedoras. Pincus era el que había escrito el artículo que lo desmentía. Era el típico especialista veterano en asuntos de la CIA del Washington Post. Les di toda la información que tenía, pensando que era bastante escandaloso que la CIA estuviera involucrada en el tráfico de drogas desde el aeropuerto Tan Son Nhut y La Llanura de las Jarras, y que Madame Nhu, y después Marshall Ky, también estuvieran implicados. Y me dijo: «¿Por qué te preocupas por eso? En ese asunto no hay muertos. ¿Es que sólo te preocupas por las drogas?». Una actitud muy cínica. Yo le contesté: «Bueno, creo que si la gente supiera qué está pasando, cuestionarían la guerra todavía más». Pero nunca hizo nada sobre el tema aparte de soltarme comentarios cínicos. Fue a él a quien le encargaron contradecir al San Jose Mercury News. Le escribí sobre el asunto el otro día y le pregunté si había incluido la información del Subcomité de Kerry que yo había recogido para hacer «NSA Dope Calypso», pero todavía no me ha contestado.

Le pasé la misma información sobre la heroína al New York Times en 1971, y reaccionaron con indiferencia. Comí con un tipo llamado C. L. Salzburger, que era corresponsal internacional y de la familia Salzburger, que eran los dueños, y me dijo que pensaba que estaba chalado. Se retiró hacia 1978 y unos años más tarde me escribió una extraña carta en la que decía: «Estoy revisando mis crónicas y encuentro que toda la información que me dio era precisa y fidedigna. Creí que estaba usted chalado, pero ahora me disculpo, la información que tenía sobre las conexiones de la CIA con el tráfico de opio era verdadera». Pero el New York Times nunca publicó un artículo de peso sobre el tema hasta que, en un editorial de hace alrededor de año y medio, mencionaron que la CIA había sido pillada por tráfico de drogas en Indochina, pero que nunca tuvieron la historia. Fue una mención de pasada, unos veinticinco años más tarde. Así que dije: «Lee el New York Times en el año 2000 D. C.», y te haces con ella actualizada.

Ahora, incluso comentaristas como William Buckley hablan de la legalización de las drogas, algo que tú propusiste hace tiempo. California ha aprobado una iniciativa para el uso médico de la marihuana, para que la gente con sida o glaucoma pueda fumarla. ¿Qué crees que produce una respuesta tan tajante contra el uso de la marihuana, que hasta el mismo Clinton prácticamente admite haber fumado? Recuerdo que cuando era niño oía a gente que decía: «Bueno, ya sabes, en veinte años, todos estos abogados que ahora están haciendo la carrera y colocándose serán jueces, y la marihuana será legal».

Bueno, parece que poco a poco está empezando a pasar. Pero, ¿quién se opone? Creo que hay intereses creados para que exista un problema de drogas. En primer lugar, en la burocracia de las drogas, desde el policía callejero hasta las más altas instancias del Gobierno, la CIA e incluso Donald Gregg, que fue el asesor del vicepresidente Bush en asuntos de seguridad internacional y después embajador en Corea del Sur con Bush. Había corrupción, y la ha habido de manera sostenida desde las altas esferas hasta este nuevo asunto de la CIA y la Contra. Pero se remonta mucho más atrás, a los años cuarenta, durante la Guerra, cuando la OSS [Oficina de Asuntos Estratégicos] le pidió a Thomas Dewey que excarcelara a Lucky Luciano en Nueva York para que se hiciera cargo de la mafia en Sicilia y así combatir a los partisanos comunistas en Italia que habían vencido a Hitler y a los fascistas. No querían que los comunistas tuvieran infraestructura en Sicilia, preferían a la mafia. Desde entonces, Luciano fue el amo del tráfico de drogas, los corsos –la Union Corse– la controlaban en Indochina a través de Marsella, en un momento en que el ochenta por ciento del opio ilegal en el mundo venía de Indochina, por mucho que la historia oficial en Estados Unidos dijera que todo llegaba de Turquía. Sólo tenían un agente antidroga del Departamento del Tesoro en Indochina, y alrededor de veinte o treinta en Turquía. La Organización Mundial de la Salud hizo público en 1971 que el ochenta por ciento de la heroína ilegal venía de Indochina.

Así que hay un turbio asunto en el que anda metido el Gobierno, y de ahí, como sabes, hasta llegar a los policías callejeros, que se lucran por razones propias, corrupción. Pasa en Nueva York, donde hay escándalos cada veinte años. El último, en 1971, cuando apareció el informe de la Comisión Knapp, que decía que la mayor parte de la corrupción era endémica en la Agencia de Narcóticos de Nueva York, la más grande del mundo, especialmente en la Unidad Especial de Inteligencia, tres de cuyos jefes consecutivos fueron designados por la mafia. Así que hay una burocracia con un presupuesto de 15.000.000 de dólares, adicta al problema de la adicción. Es así de sencillo. Si el problema de la adicción se hiciera desaparecer de una manera u otra, perderían su puesto y tendrían que ponerse a trabajar, como todo el mundo. No habría dinero por debajo de la mesa.

Además, están las compañías de tabaco, que no quieren competencia de ninguna clase. Hay una teoría bastante aceptada que dice que cuando se firmó un tratado único en todo el mundo que prohibía la marihuana, el jefe del Comité de Drogas en las Naciones Unidas era el jefe de la Cámara de Comercio Internacional del Tabaco, un individuo llamado Goldsmith o algo parecido. Por supuesto, ellos también tenían sus motivos. Mi propuesta, en vez de hacer toda esta crítica, es que la marihuana se legalice para granjas familiares, como un cultivo que contribuya a rehabitar las zonas rurales. Cuando vivía en Nevada City había un buen número de personas muy inteligentes, educadas en Harvard, que querían ruralizarse, volver al campo, y eran capaces de sostener sus actividades locales, sus consejos escolares y demás, con pequeños cultivos de marihuana. Después llegaron los helicópteros del Estado, porque a los sheriffs locales no les importaba, sabían que no pasaba nada. Así que también es un tema del Gran Hermano.

Absolutamente. Hubo una redada en muchos comercios de jardinería, llamada «operación mercader verde», en la que se hicieron con los nombres y números de tarjetas de crédito de todo el mundo y registraron sus casas.

Burroughs dice que todo el asunto de la droga es una coartada para la vigilancia internacional. La marihuana me parece un asunto sencillo. En cuanto al LSD, se lo devolvería a los psiquiatras y se lo quitaría al ejército, que es quien lo controla ahora. Sólo se pueden hacer experimentos en hospitales con el permiso del ejército. El caballo se lo devolvería a los médicos, como una enfermedad más que un crimen. Como yo, que me tengo que inyectar insulina a diario. Si alguien hiciera desaparecer la insulina, yo tendría convulsiones. Un yonqui se puede curar, y si no se puede curar no lo puedes castigar, no lo puedes torturar, aunque eso es lo que está pasando.

Creo que en cuanto se elimine la conexión económica del problema del síndrome de la heroína, se hundirá el mercado negro, junto con la participación de la mafia, y volveremos a estar ante un «problema médico menor», que era, como dice Burrroughs, la situación antes de la Primera Guerra Mundial. ¿Y eso nos deja con qué? La cocaína. Desde luego, para empezar, habría que sacar al gobierno del negocio de la cocaína y a las compañías farmacéuticas del negocio de las anfetaminas, porque han estado descargando anfetaminas en México para reimportar a Estados Unidos. Por tanto, habría maneras de mejorar el problema que son razonables, métodos que algunos neoconservadores, el grupo pro «fuera el Gran Hermano de mi chepa», estarían de acuerdo en considerar mejores.

De hecho, un buen número de conservadores.

Sí, los conservadores libertarios. Después están los conservadores derechistas estalinianos, que, básicamente, quieren imponer un estado policial. Un estado policial monoteísta, de pensamiento único, que se solapa con el monoteísmo agitabiblias, derechoso y fundamentalista de los políticos recabafondos y sus distintas agendas, que son bastante rastreras. ¿Conoces la historia de las masacres en Guatemala? Nuestros coroneles y militares –armados y financiados por la CIA y entrenados en Estados Unidos– son responsables del asesinato de alrededor de 200.000 indios guatemaltecos, especialmente bajo el imperio de un tipo llamado Ríos Montt, en los ochenta, cuyo gurú no era otro que Pat Robertson. Así que los agitabiblias tienen una buena ración de asesinatos masivos en la conciencia. Ralph Reed, ahora en la Coalición Cristiana, era su asistente; qué tiempos

Jesse Helms intentaba siempre justificar a D’Aubisson, el líder de los escuadrones de la muerte en El Salvador, y traerlo a una suerte de puesto de circunstancias en Washington. Y todo el mundo en la CIA y el Departamento de Estado estaba intentando rehabilitar al coronel François y pretendiendo que el nuevo presidente de Haití lo fichara, cuando en un artículo del New York Times ese mismo día se leía que había enviado toneladas de cocaína a Estados Unidos. Un coronel François al que estábamos protegiendo en ese momento. Y hubo un nuevo escándalo con el jefe militar antidroga de la CIA en Venezuela que, en realidad, estaba descargando toneladas de cocaína en Estados Unidos. Y no olvidemos el lodazal de la coca y la Contra; así que hablamos de una historia que viene de lejos. Si el gobierno se saliera de ella en todos los frentes posibles –la extorsión, el robo, el hurto y el vaciado de las arcas presupuestarias–, quizás tuviéramos una oportunidad de pacificar las calles de las ciudades, vaciar las cárceles y atenuar las aplicaciones racistas de las leyes sobre drogas. Es un gran, gran problema. Se podría pensar que es sólo un problema menor de interés para los hippies, pero, recuerda: «delitos callejeros», «seguridad en las calles», «calidad de vida», «problemas de drogas»… Cada vez que hay unas elecciones ésa es la segunda gran consideración demagógica, el tema caliente, especialmente para la derecha. Así que no sólo es una preocupación de Ginsberg –que sin duda lo es– , sino un tema de interés nacional que se torna carnaza cada vez que llega el momento de ponerse demagogos para conseguir votos.

Hay un fragmento de Kerouac donde habla de algo que ha cambiado en el comportamiento de la gente en la calle, y es que ya nadie se mira más a los ojos, porque les asusta que piensen que son mariquitas

O drogadictos malvados, o cacos.

Exacto. En poemas como «La tierra carnal» y «Primero de mayo», te refieres a los hábitos de comportamiento en tu barrio, a ser un buen ciudadano de tu manzana. ¿Cómo se escribió «La tierra carnal»?

Leí una cosita sobre mi desaparecido gurú, Chögyam Trungpa Rimpoche, un lama tibetano que fundó el Instituto Naropa, que mencionábamos antes, y que decía que el mundo es tierra carnal. Todo muere, y de ahí crecen flores, se alimentan los animales, se alimentan los gusanos, aparecen cosas nuevas, las viejas se desmoronan. Es la condición mudable, como la tierra carnal, y deberíamos fijarnos, pero no asustarnos por ello, apreciar el lugar en el que estamos con todas sus verdades. Pensé, vaya, esto es interesante, en realidad nunca he escrito sobre mi barrio, es decir, sobre lo que hago cuando salgo por la puerta de mi casa, giro a la derecha y camino hacía la Primera Avenida en Nueva York. ¿Qué es lo que veo? ¿Qué pasa con los autobuses? Están abriendo una zanja en la calle para meter una tubería nueva. Hay un tipo de cara colorada al que veo cada dos por tres. Entra y sale del psiquiátrico, según me ha comentado Peter Orlovsky. Vivía con su madre y ahora está en la calle, agitando una taza de metal para conseguir dinero para vino; se pone junto a la puerta de una iglesia, lo veo un día sí y otro no. O sea, todos los iconos. Hay una tintorería con la puerta abierta y un par de vagabundos puertorriqueños allí tumbados, entre los vapores que salen de la tintorería. Están allí a menudo, con aspecto enfermizo. Probablemente algunas noches se vayan a casa. Quería ver qué era lo particular de mi propio barrio, observándolo como tierra carnal, con sus cosas buenas y malas. Es muy interesante. Me di cuenta de que era el armazón de un poema épico, que podría englobar todo Nueva York, con recuerdos que tengo desde 1944. Pero lo acoté a mi manzana y después perdí impulso. Puede que vuelva a él.

Allen, tengo algunas preguntas de la Red.

Vale, fantástico, hay alguien ahí fuera.

«¿En qué proyectos trabaja usted ahora, Sr. Ginsberg?»

Mercury me ha pedido que haga un gran álbum para el año que viene, que quizás sea doble. Dos proyectos musicales: uno es la grabación completa de todas las Canciones de inocencia y de experiencia de Blake. Tengo alrededor de 30 en el bote, ya listas, y me quedan 15 para completarlas, o quizá 14 más. Y, también, varias veladas musicales en la iglesia de St. Marks con 20 ó 30 músicos, incluyendo a Lee Ranaldo, batería de Sonic Youth, a Lenny Kaye, y a Mo Baron, que toca el didgeridoo y la trompeta, y a Lenny Pickett y un montón de músicos fenomenales, Steven Taylor, Ed Sanders…

En dos ocasiones Hal Winter ha organizado grandes fiestas musicales, y el núcleo de una de ellas fue «Wichita Vortex Sutra», una pieza musical de 45 minutos. Cuando apareció «La balada de los esqueletos», tuvimos otra gran velada con músicos similares. Ambos proyectos necesitan sólo un par de días en el estudio para los arreglos. Así que eso es lo que tengo en marcha, junto a la posibilidad de hacer un álbum de todas mis canciones. Además, tengo sobre la mesa un volumen completo de obra en prosa, un manuscrito gigante que cubre casi cuarenta años, por lo menos desde 1959 a 1996, porque he escrito un montón de prefacios, críticas, argumentaciones, textos de contraportada… También hay artículos políticos, sobre drogas, literatura, budismo, un montón de ensayos sobre Kerouac, prefacios a Burroughs. Eso es lo que me está esperando para terminar de corregir. Está todo maquetado. Simultáneamente, y también ya maquetado, tengo sobre la mesa un libro bastante grande de entrevistas seleccionadas que abarcan un amplio período de tiempo. Me falta leerlo y revisarlo. En Londres, Miles –al que mencionaba antes– trabaja en una selección de mi correspondencia. En lo que respecta a proyectos de escritura, eso es lo que hay, aunque también se ha acumulado un montón enorme de poesía desde la publicación de Selected Poems [Antología poética]. Pero creo que voy a esperar hasta tener un volumen bien grueso de poemas, cuando termine con los demás proyectos.

También he estado trabajando mucho con fotografías. Tengo un libro de fotos que Bulfinch o Aperture, creo, han estado demandando durante años. Esta vez me voy a dar tiempo y a ordenarlo yo, pidiendo consejo a Robert Frank, que es mi mentor en esto. Y una serie de litografías que hice en Gemini GEL, un fantástico taller de impresión, muy elegante, en Los Ángeles. Estuve allí «en residencia» durante un mes este año y produje seis imágenes con las que van a hacer un portfolio. Una de ellas es «La balada de los esqueletos» ilustrada, de la que han hecho una edición especial de 100 ejemplares. Cuesta 1.500 dólares cada una, en un papel excelente, con una edición firmada y Dios sabe qué más. Ya están a la venta, y hay cinco imágenes más. Una colaboración con el pintor George Condo, un colega que hizo la portada de los Selected Poems, y Hiri Yamagata también ayudó, un tipo japonés cuya calavera, al estilo japonés, está en el centro del compacto de «La balada de los esqueletos». Así que he tenido mucha suerte y un montón de trabajo; ha sido agotador, de hecho. Además, hace poco salió un trabajo con Eric Drooker; creo que ha sido este año.

Illuminated Poems [Poemas iluminados]

Sí, Illuminated poems, un cómic. Bueno, no es exactamente un cómic, pero algunos dibujos están organizados como tiras cómicas. Muchos fueron portada del New Yorker o ilustraciones de poemas publicados en The Nation, o cosas que él compuso como pósteres para el St. Marks Poetry Project en Nueva York, mi club del barrio.

Así que hay un montón de material por ahí, Collected Poems, Selected Poems, Cosmopolitan Greetings [Saludos cosmopolitas], «La balada de los esqueletos», una caja de cuatro compactos, Holy Soul Jelly Roll, Poems and Songs 1949-1993 [Alma santa y bizcocho de gelatina, poemas y canciones 1949-1993], publicado por Rhino. Sale un nuevo «Aullido» este año, con el Kronos Quartet, una gran lectura que se hizo el año pasado. Todas las experiencias que he tenido leyendo este poema se concretaron en una especie de canto pleno y triunfante, con la música clásica de Lee Hyla interpretada por el Kronos Quartet. También hay una ópera, Hydrogen Jukebox [La gramola de hidrógeno], que se publicó el año pasado o el anterior, con Philip Glass. Y estaba pensando en hacer «White Shroud» [El sudario blanco], un poema, con David Mansfield, que quería que hiciéramos algo juntos.

¿Quién es David Mansfield?

Está en el disco de los «esqueletos». Fue uno de los músicos fijos hace veinte años en la gira Rolling Thunder. Nos hemos visto desde entonces, tocado en directo y grabado juntos. Me gusta mucho. Es francamente bueno con la guitarra, el vibráfono, el violín, el dobro, pedal steel… Lo sabe todo. Puede tocar casi cualquier instrumento –incluso la mandolina– primorosamente. Participó en esas dos grandes noches en St. Marks en las que grabamos para Hal Wilner.

Además, me gustaría hacer «Oda al viento del Oeste» de Shelley, y su «Himno a la belleza intelectual», y «Atlantis» de Hart Crane –ya he mencionado que se lo leí a Lester Young– con Philip Glass. Quisiera ser el vocalista, porque son grandes poemas, y grandes vocalizaciones. Y son el tipo de cosas extáticas que motivan a Philip, y también a mí. Así que ésto es lo que tengo por delante ahora mismo.

Hablando de ir hacia delante, quería preguntarte… Sé que tienes bastantes problemas de salud y sufres de insuficiencia respiratoria.

Sí, por eso estoy tosiendo ahora mismo.

Y, ¿qué te hace feliz ahora?

Hacer el amor con hombres más jóvenes; parece que todavía puedo hacerlo. No se me empina tan fácilmente, pero sin duda la desnudez, corazón con corazón, es magnífica. Y parece que tengo algún tipo de buen karma con eso.

Bueno, eres famoso, pero también eres encantador.

Me dicen que soy bueno en la cama, un buen amante. También escribir poemas, terminarlos y ver cómo se concluyen. Trabajar sobre nuevas canciones. Tengo una nueva, «Gone, Gone, Gone» [Ido, ido, ido], que me hizo levantarme a mitad de la noche para grabarla. Ya sabes, sólo la parte vocal. Ahora tengo que volver sobre ella y transcribirla. «El pelo gris ha desaparecido, ha desaparecido de todas partes». Es como un viejo blues. Eso me da placer.

Culminar un trabajo creativo, ver una nueva fotografía tomada por mí bien impresa. Todavía tengo ocho años de contactos que revisar y refinar, sólo he rozado la superficie, pero tengo muchas, muchas fotos para ese libro del que te hablaba. Necesito dedicar un par de meses exclusivamente a ver fotos. Eso siempre es un placer. Es muy divertido y sencillo. Sólo consiste en mirar algo bonito y decidir si funciona, y preguntarle a mi impresor si tiene suficiente nitidez para imprimir en 11x14 o en 16x20. Tengo un impresor estupendo, Sid Kaplan. Y eso que la fotografía es una propuesta económica ruinosa. Es un pasatiempo caro, pero me encanta como distracción de otras cosas.

Acabar un nuevo dibujo; hay un montón de cosas me dan placer. Algunas físicas –me gusta cocinar– , algunas espirituales, algunas artísticas. Ver a mi actual lama-consejero espiritual que estará aquí en San Francisco este jueves dando una conferencia, Gelek Rimpoche, que tiene un centro en Ann Arbor. Nos da algunas pautas para la meditación a Philip Glass y a mí. Dos veces al año, Phil y yo nos vamos a un retiro con él y otras ciento cincuenta personas. Phil y yo somos compañeros de habitación, así que maquinamos más trastadas. La última vez creo que pergeñamos juntos la música para «El peso del mundo es el amor» y para «La cremación de Chögyam Trungpa».

También quiero continuar con Shelley, lo que sería bastante interesante; «Oda al viento del Oeste». Si los que estáis ahí fuera no lo habéis leído en la escuela primaria o en el instituto, probadlo. La clave es leerlo en voz alta, prestando atención a la puntuación como si fueran instrucciones para la respiración. Toda puntuación significa una inspiración, ya sea un paréntesis, una coma o un punto. Te darás cuenta de que es fácil de hacer. No es «Oh llévame contigo»; es «Oh, llévame contigo». El texto en realidad no es ése, pero te das cuenta de que tienes un «Oh» que es un gran «Oh, llévame contigo», y tienes una inspiración en el medio, así que no tienes que quedarte sin aire. Shelley era muy fino con eso, midiendo la respiración, que es algo que la poesía hace. Léelo en voz alta y verás que te pone un poco. ¿Cómo se dice?, ¿hiperventilación? Es extraordinario. Si lo haces como una cosa colectiva en una clase, todo el mundo acaba deslumbrado y colocado.

Eso es fantástico. En los Cantos, Pound dice: «Aquello que bien amaste perdura, el resto es escoria». ¿Qué ha permanecido para ti, ahora, a los setenta años?

Bueno, una gran pila de libros, una gran pila de discos, una gran pila de fotografías, una gran pila de dibujos, una gran pila de recuerdos, de amigos, huellas de sus espíritus en el mío, huellas de su respiración y de sus mentes, como la de Kerouac. Te queda una huella de la familia. ¿Comprendes a lo que me refiero al hablar de huellas? Te condiciona el crecer con ellos y el verte a ti mismo y otras cosas a través de sus ojos. Y yo tuve la ventaja, desde los dieciséis años, de mirarme a mí mismo a través de los ojos de Burroughs y de Kerouac, y poco después de los de Gregory Corso, y poco después de los de Peter Orlovsky, y poco después de los de Gary Snyder, y los de Philip Whalen, que ahora es un roshi, un maestro Zen en San Francisco, en el Centro Zen de la calle Hartford. Así que he tenido el verdadero placer emocional e intelectual de tener una amistad íntima con un montón de grandes artistas, y todavía la tengo, como con Philip Glass o Francesco Clemente, el pintor, o Robert Frank, el fotógrafo. Incluso acabé en el escenario con Yehudi Menuhin el otro día. Philip me había encargado leer «El sutra del girasol» con acompañamiento musical, conducido por Menuhin y con una orquesta de cuerdas en el Alice Tully Hall del Lincoln Center. Me quedé atónito, porque lo recordaba como un titán inalcanzable cuando era joven. Resultó ser un viejito judío muy agradable, muy sensible y muy elegante, ya sabes, en los gestos, muy fino y exquisitamente amable, de una elegancia europea. Tiene ochenta años, ha perdido mucho oído y ya no toca, pero todavía dirige.

He tenido un montón de buenos encuentros con gente como Tristan Tzara, el dadaísta; con Man Ray en París; con Marcel Duchamp también en París y con Jean Genet en Estados Unidos. Aquí, en San Francisco, Genet y yo fuimos al restaurante Wooey Gooey, y en Chicago lo llevé a la terminal de autobuses para que viera dónde paran los chicos, los chaperos. A Louis-Ferdinand Celine, el gran novelista francés, fui a visitarlo con Burroughs en 1960 ó 1961. Así que he tenido una vida muy buena, y mucha suerte con los maestros, en concreto con Chögyam Trungpa Rimpoche y ahora con Gelek Rimpoche. Ambos tienen grandes corazones. Hay una confianza básica en todo esto.

Allen, me gustaría darte la oportunidad de que descansaras entre éste y tu siguiente compromiso. ¿Tienes un poema breve que te gustaría leer para cerrar?

Mi siguiente compromiso, por si hay alguien vivo y coleando ahí fuera, es una firma de libros en la librería Booksmith. Y sí, tengo por aquí un poema breve que es interesante a su manera, pero tengo que encontrarlo… Aquí está, se llama «Hojas de otoño»At 66 just learning how to take care of my body / Wake cheerful 8 A. M. & write in a notebook / rising from my bed side naked leaving a naked boy asleep by the wall / mix miso mushroom leeks & winter squash breakfast, / Check bloodsugar clean teeth exactly, brush, toothpick, floss, mouthwash / oil my feet, put on white shirt white pants white sox / sit solitary by the sink / a moment before brushing my hair, happy not yet / to be a corpse. // September 13, 1992, 9:50 A. M.. Tiene unos cuatro años.

A los 66 y aprendiendo a cuidar el cuerpo
despierto animado a las 8 a. m. & escribo en un cuaderno
me levanto desnudo de mi lado de la cama un chico desnudo del lado
[de la pared
mezclo miso setas puerros & cidralote para desayunar,
controlo el azúcar de la sangre me lavo los dientes a conciencia,
[cepillo, palillos, seda dental, colutorio
me perfumo los pies, me pongo camisa blanca pantalones blancos
[calcetines blancos
me siento a solas junto al lavabo
un instante antes de cepillarme el pelo, feliz de no ser todavía
[cadáver.

13 de septiembre de 1992, 9:50 a. m.

Muchas gracias Allen, y gracias a todos por escuchar. Ha sido un placer tener hoy a un poeta como Allen Ginsberg en la red de HotWired. Que estéis bien. Gracias.

Ah.

BIBLIOGRAFÍA RECIENTE EN CASTELLANO

Madrid 1993, Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2008

Oda plutoniana: poemas, 1977-1980, Madrid, Visor, 2008

Aullido, Barcelona, Anagrama, 2006

Las cartas de la ayahuasca, Barcelona, Anagrama, 2006 [con Willliam S. Burroughs]

Muerte y fama: poemas 1993-1997, Barcelona, Lumen, 2000

Muchos amores, Barcelona, Mondadori, 2000

La caída de América, Madrid, Visor, 1997

Sandwiches de realidad, Madrid, Visor, 1997