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Dibujos y fragmentos

Franz Kafka
En el sol vespertino
nos sentamos con la espalda doblada
sobre los bancos en los prados.
Cuelgan cansados nuestros brazos,
parpadean tristes nuestros ojos.

Y los hombres se pasean en traje
balanceándose en la grava
bajo este cielo inmenso
que desde las colinas a lo lejos
se extiende hacia lejanas colinasTraducción de Rafael-José Díaz..

In der abendlichen Sonne
sitzen wir gebeugten Rückens
auf den Bänken in dem Grünen.
Unsere Ärme hängen nieder,
unsere Augen blinzeln traurig.

Und die Menschen gehn in Kleidern
schwankend auf dem Kies spazieren
unter diesem grossen Himmel
der von Hügeln in der Ferne
sich zu fernen Hügeln breitet

Encerrado en el rectángulo de un vallado de estacas que no ofrecía más espacio que un paso de ancho y otro de largo, me desperté. Hay rediles parecidos en los que se mete por la noche a las ovejas, pero no son tan estrechos. El sol caía a plomo sobre mí, para proteger mi cabeza la apreté contra mi pecho y me acurruqué allí, con la espalda encorvada.
[Diarios, 4 de julio de 1916]Traducción de Andrés Sánchez Pascual y Joan Parra Contreras para el volumen Franz Kafka. Diarios. Carta al padre. Obras completas II (edición dirigida por Jordi Llovet, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000).

Eingesperrt in das Viereck eines Lattenzaunes, der nicht mehr Raum liess, als einen Schritt der Länge und Breite nach, erwachte ich. Es gibt ähnliche Hürden, in die Schafe des Nachts gepfercht werden, aber so eng sind sie nicht. Die Sonne schien in geradem Strahl auf mich, um den Kopf zu schützen, drückte ich ihn an die Brust und hockte mit gekrümmten Rücken da.
[Tagebuch, 4. Juli 1916]

Apenas has descrito nuestro encuentro en Berlín y ya he soñado con él […] Paseábamos por la callejuela […] No íbamos del brazo pero estábamos incluso más cerca el uno del otro que cuando se va del brazo. Dios mío, es difícil poner por escrito lo que se me ha ocurrido para no ir del brazo, para no llamar la atención y sin embargo ir totalmente pegado a ti. […] ¡Cómo podría describirte la manera en la que paseábamos en mi sueño! Cuando uno va simplemente del brazo, las extremidades se tocan sólo en dos puntos y cada uno mantiene su independencia, sin embargo nuestros hombros se tocaban y nuestros brazos estaban unidos en toda su longitud. Pero espera, lo voy a dibujar. Ir del brazo es así: [Dibujo 1] En cambio nosotros íbamos así: [Dibujo 2]
[Carta a Felice Bauer, 11/12 de febrero de 1913]Traducción de Pilar García Velasco.

Kaum hast Du unsere Zusammenkunft in Berlin beschrieben, habe ich schon von ihr geträumt. […] Wir giengen auch auf der Gasse spazieren […], wir giengen zwar nicht eingehängt, aber wir waren einander noch näher, als wenn man eingehängt ist. Ach Gott, es ist schwer, auf dem Papier die Erfindung zu beschreiben, die ich gemacht hatte, um nicht eingehängt, nicht auffällig und doch ganz nahe bei Dir zu gehn […]. Wie soll ich es also nur beschreiben, wie wir im Traum gegangen sind! Während beim blossen Einhängen sich die Arme nur an zwei Stellen berühren und jeder einzelne seine Selbständigkeit behält, berührten sich unsere Schultern und die Arme lagen der ganzen Länge nach aneinander. Aber warte, ich zeichne es auf. Eingehängstein ist so: [Zeichnung 1]. Wir aber giengen so: [Zeichnung 2].
[Aus einem Brief an Felice Bauer, 11./12.
Februar 1913]

Desfile patriótico. Discurso del alcalde. Luego desaparece, aparece de nuevo y grita en alemán: «¡Viva nuestro querido rey! ¡Viva!». Asisto a ello con expresión torva. Estos desfiles son uno de los más repugnantes fenómenos que acompañan a la guerra. Son promovidos por comerciantes judíos, que un día son alemanes y otros checos, lo cual reconocen, ciertamente, pero nunca como ahora podían gritar tan alto. Naturalmente, arrastran consigo a muchos. Estuvo bien organizado. Parece que se repetirá cada atardecer, mañana domingo dos veces.
[Diarios, 6 de agosto de 1914]Traducción de Andrés Sánchez Pascual y Joan Parra Contreras para el volumen Franz Kafka. Diarios. Carta al padre. Obras completas II (ed. cit.).

Patriotischer Umzug. Rede des Bürgermeisters. Dann Verschwinden, dann Hervorkommen und der deutsche Ausruf: «Es lebe unser geliebter Monarch, hoch». Ich stehe dabei mit meinem bösen Blick. Diese Umzüge sind eine der widerlichsten Begleiterscheinungen des Krieges. Ausgehend von jüdischen Handelsleuten, die einmal deutsch, einmal tschechisch sind, es sich zwar eingestehen, niemals aber es so laut herausschreien dürfen wie jetzt. Natürlich reiben sie manchen mit. Organisiert war es gut. Es soll sich jeden Abend wiederholen, morgen Sonntag zweimal.
[Tagebuch, 6. August 1914]