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COLECCIONISMO

«Gran parte de lo que han escrito los filósofos presupone que coleccionar arte constituye un afán casi irracional, bien porque el arte se presenta como algo demasiado despreciable para imaginarse que alguien pueda querer poseerlo, bien porque aparece como algo tan elevado que nadie que comprenda su naturaleza podría querer comprarlo o venderlo», escribe Arthur Danto en uno de los artículos que componen este dossier. En efecto, el coleccionismo muestra a plena luz el tipo de dilemas conceptuales profundamente incómodos que aficionados, teóricos e historiadores del arte procuran pasar por alto mediante un velo de entusiasmo, reflexión o erudición. En la actividad del coleccionista cobra cuerpo el extraño estatus ontológico de la obra de arte, a medio camino entre la sensibilidad y el concepto, es decir, el coleccionismo explora pragmática, materialmente, la posibilidad misma de la estética.

El coleccionismo condensa muchas de las tensiones y contradicciones presentes en el arte contemporáneo: su relación con la tradición, el papel de las vanguardias históricas, la función de la crítica y la teoría o la aparición del coleccionismo de arte como inversión especulativa. En palabras de Maurice Rheims, el coleccionista «tiene olfato de cazador, alma de policía, la objetividad de un historiador y la prudencia de un tratante en caballos». Además, el auge contemporáneo del mercado artístico y la proliferación de instituciones culturales de nuevo cuño ha dado una gran visibilidad a una actividad hasta hace poco relativamente oscura.

En los últimos tiempos, se ha hablado mucho del ascendiente –en opinión de algunos, desmedido– de los grandes coleccionistas sobre la consideración crítica que merecen los artistas y, sobre todo, sobre el precio que alcanzan sus obras; una influencia que ejercen con sólo mostrar interés, hasta el punto de que parecen capaces de «crear» al artista. Por otro lado, lo cierto es que a menudo las colecciones privadas reunidas con cierto grado de arbitrariedad –por oposición al criterio académico del experto– revisten un interés particular precisamente por su capacidad para descubrir nuevas constelaciones de sentido al extraer el objeto coleccionado de su entorno «natural». Se suele hablar del afán de posesión, del narcisismo o fetichismo del coleccionista, pero también se alaba su filantropía y su labor de mecenazgo. ¿Entra en contradicción la tarea del coleccionista con la tarea de los poderes públicos de democratizar el acceso al arte? ¿Qué se debería hacer con las grandes obras maestras que siguen en manos privadas sin exponerse al público?

EXPOSICIÓN LENGUAJES DE PAPEL. COLECCIÓN CIRCA XX, PILAR CITOLER


16.09.08 > 16.11.08

COMISARIA PILAR BORRÁS
ORGANIZA CBA • CONSEJERÍA DE CULTURA Y DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID


JORNADAS COLECCIONISMO


27.10.08 > 29.10.08

PARTICIPANTES ALBERTO ARNAUT • LOURDES FERNÁNDEZ • SIMÓN MARCHÁN FIZ • JAVIER ARNALDO • PILAR CITOLER • JAVIER LACRUZ
ORGANIZA CBA • CONSEJERÍA DE CULTURA Y DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID