Tamaño de fuente grande
Tamaño de fuente normal
Tamaño de fuente pequeña
Anterior
Pequeña
Normal
Grande
Siguiente

Reflexiones

José Caballero

Pintar es como atravesar el espejo para conocer la interioridad más secreta de las cosas. Pienso que mi medio más sincero de expresión es el de la búsqueda y no el del perfeccionismo. Es la búsqueda la que me lleva siempre a profundizar con más apasionamiento. El artista, por el hecho de serlo, por conformación, aunque provenga de la burguesía, es opuesto a esta clase social. El artista suele ser siempre un premonitor o un adelantado. No es que los artistas formen una élite aparte, es que forman una vanguardia. Y la vanguardia no es sólo un concepto estético, sino también un concepto social.

Pintar

Pintar es como atravesar el espejo para conocer la interioridad más secreta de las cosas.

Pienso que mi medio más sincero de expresión es el de la búsqueda y no el del perfeccionismo. Es la búsqueda la que me lleva siempre a profundizar con más apasionamiento.

El artista, por el hecho de serlo, por conformación, aunque provenga de la burguesía, es opuesto a esta clase social. El artista suele ser siempre un premonitor o un adelantado. No es que los artistas formen una élite aparte, es que forman una vanguardia. Y la vanguardia no es sólo un concepto estético, sino también un concepto social.

Geometría

Éste es un problema que siempre me interesó, desde niño estaba abocado a él. Quizá no aprendí bien los teoremas geométricos, porque en aquel tiempo la belleza lineal y ordenada de sus trazados, señalados con letras cabalísticas y signos, me atraían más que la propia ciencia geométrica y sus teoremas. Eso lo aprendería más tarde.

Aquella idea y representación limpia de los espacios y del equilibrio, me atraía mucho más que copiar el más lírico ramo de flores. Aquellas composiciones frías, con su orden matemático, sugerían mucho más para mí, que cualquier paisaje o figura.

Sólo con aquel sistema se podía ordenar todo de la manera más fría y más intensa a la vez, aunque esto pueda parecer paradójico.

No, la geometría no podía dar al lirismo o a la música tanto como podía dar a la plástica. Desde entonces comienza mi curiosidad por encontrar una geometría sensible o una forma de sensibilizar plásticamente la dura geometría, hasta llegar a mis últimos experimentos: «las densitometrías».

Confieso que tanto como tener un pincel en la mano, o quizá más, me sigue atrayendo dibujar geométricamente con un compás, una regla y un tiralíneas. Y pienso si no se debe huir de todos esos subterfugios denominados «la sensibilidad».

En un mundo difícil, sólo la geometría no es evasión, sino integración.

Abstracción

Pienso que la abstracción, o la no figuración, es la pintura más posible para unos artistas que tuvieron que aprender a callar y que han permanecido mucho tiempo incomunicados.

Este arte del silencio fue la única forma de expresarnos atacando. No era un silencio conformista, sino un silencio –¿hasta qué punto silencio?– combatiente.

Creo que este ha sido el camino de la abstracción en nuestro país. Un arte intencionadamente combativo, valiéndose del descubrimiento no figurativo. Pero todo era intencionado. Un color y una forma no obedecían solamente a planteamientos estéticos, sino intencionados. Alguien, algún día, descifrará estos jeroglíficos que nos imponía el silencio.

No me parece exacto pensar que aquí la abstracción fue sólo un ensayo del arte por el arte. Estúdiese la fecha en que se desarrolla la más virulenta abstracción y leeremos entre líneas todo lo que el artista quiere expresar. Todo un silencio amordazado, el encubrimiento de una figuración, que nunca hubiera posibilitado entonces la expresión libre. Por eso había que desfigurarla. Una expresión de la angustia y la incomunicación.

Durante los cuarenta años de la dictadura del franquismo, la pintura inconformista se sitúa en una ilegalidad, legalizada por la utilización de la pintura abstracta. Era la única forma en que podía producirse sin ser prohibida.

El hecho de la abstracción significaba en sí mismo una rebeldía, pero paradójicamente el régimen que no lo entendió nunca, ni en su forma ni en su contenido, decidió apoyarlo y hasta promoverlo. Convirtiendo este movimiento en un producto más de consumo o de inversión. El régimen, sin ninguna preparación intelectual, la aceptó, porque aparentemente no le atacaba y le servía, de una manera falsa, para dar una versión más libre de ellos mismos en el exterior. Jamás se dieron cuenta de que aquella pintura significaba una lucha interna con el propio régimen que la alentaba.

El eslabón que unió a la pintura de antes de la Guerra con la de después fue el surrealismo, que condujo deliberadamente a la abstracción, como forma más encubierta de contestación combativa.

Durante la propia guerra, el surrealismo fue estigmatizado por los escritores fascistas y más claramente por Ernesto Giménez Caballero, que lo combatió como «arte rojo», desde las páginas de la prensa de la época.

Se estableció la pintura del silencio, que era la abstracción, aunque también podría ser considerada como un expresionismo no figurativo, que la burguesía papanatista y las altas esferas oficiales aceptaban, sin darse cuenta del mensaje soterrado y de lucha que esta contenía, minando y desprestigiando sus propios cimientos.

Ideológicamente, casi todos los pintores que se adhirieron a esta forma de interpretar el arte pertenecían a la izquierda, salvo contadas excepciones. Pero en general toda forma de arte nuevo, no representativo, equivalía a arte de avanzada o arte de izquierdas.

La paradoja de arte oficial, arte ilegal, arte de aceptación, arte de inconformismo y de lucha. Resultaba normal en aquellos tiempos de inconformismo.

Sería interesante un estudio objetivo, crítico, político y sociológico de esta pintura. Y también de por qué el triunfalista movimiento no tuvo su propia pintura, con la glorificación de sus hechos de armas.

Lienzo en blanco

Un lienzo en blanco es ya un cuadro, sólo con la intención de serlo.

Un lienzo en blanco es siempre una pregunta que se contesta para volver a formularse otra inmediata.

Un lienzo en blanco es un espacio mágico, con el que a veces se establece el diálogo.

Saber eliminar es más importante que saber incorporar.