Tamaño de fuente grande
Tamaño de fuente normal
Tamaño de fuente pequeña
Anterior
Pequeña
Normal
Grande
Siguiente

¿La realidad se impone?

Coloquio Gascón • Martín Rodrigo • Navarro • Rosa

Recuperamos esta mesa redonda del Festival Eñe 2017 moderada por la periodista cultural Inés Martín Rodrigo e integrada por tres escritores: Elvira Navarro (su última novela es Los últimos días de Adelaida García Morales, Random House 2016), Daniel Gascón (su último libro es un ensayo: El golpe posmoderno, Debate 2018) e Isaac Rosa (acaba de publicar su novela Feliz final, Seix Barral 2018). En el debate, temas como el posicionamiento social del escritor o la falsa división entre realidad y ficción sirvieron de acicate a otras cuestiones clave como la relación entre literatura y conciencia cívica o de qué modo los acontecimientos políticos pueden ser un revulsivo para la escritura.

Inés Martín Rodrigo

El título de la mesa, ese interrogante sobre si la realidad se impone, que se antoja en la actualidad más pertinente que nunca, me ha recordado a la entrevista a Salman Rushdie que hicimos en ABC Cultural al hilo de su última novela La decadencia de Neron Golden, donde, justamente, hace un análisis sobre la situación actual que atraviesa la sociedad y la política estadounidense. En nuestra conversación, Rushdie se centró en el tema que nos convoca hoy, manifestando cómo la realidad y la ficción son hoy día tan porosas que en determinadas ocasiones se solapan la una con la otra. Al hilo de esta reflexión, me gustaría preguntaros si creéis que la realidad ha superado a la ficción y, en caso de así sea, si pensáis que la ficción tiene que retratar la realidad o se tiene que mantener al margen.

Elvira Navarro

Para empezar, habría que hablar de realidades, en plural, y a continuación cuestionar esa división entre realidad y ficción. Seguramente si pusiéramos en común qué es la realidad ahora mismo, aunque coincidiéramos en muchas cosas, habría una enorme divergencia en otras. La realidad no deja de ser un relato, una reconstrucción sujeta a unos códigos y un sistema de valores, a partir de los cuales siempre hay un proceso de reelaboración.
Respecto a la segunda pregunta, sobre si debe o no la ficción retratar la realidad o quedarse al margen, no creo que deba haber un a priori respecto a la ficción. La pregunta tal vez sería si debe la ficción establecer una diferencia respecto a la realidad reelaborada que ya se nos cuenta, por ejemplo, en los periódicos.

Inés Martín Rodrigo

¿Tú, Daniel? ¿Estás en esa misma línea? ¿Crees que el narrador puede ser objetivo?

Daniel Gascón

Creo que puede haber muchos tipos de narradores. Por un lado, hay muchas formas de abordar la realidad y, por otro, nuestras realidades están llenas de ficciones que aceptamos y consensuamos continuamente. En el caso de la reflexión de Rushdie que has citado, Inés, el problema allí es que no estamos hablando del mismo código, en la literatura sabes que no estás jugando con el valor de lo verdadero y lo falso. Por otra parte, en el lado de lo real hay una tendencia a creer solamente lo que dicen los que piensan más o menos como uno, lo cual sin duda deteriora cualquier conversación que pudiera producirse.

Elvira Navarro. Foto de Asís Ayerbe
Inés Martín Rodrigo

Isaac, ¿tú crees que la literatura debe intervenir en la conciencia de la sociedad, debe ayudar a construir un relato?

Isaac Rosa

Nosotros, no ya los escritores sino los ciudadanos, como decía Elvira, nos relacionamos con una parte de la realidad a través de sus representaciones, buena parte de las cuales son ficciones, y no hablo sólo de las literarias, cinematográficas o televisivas; en este tiempo de storytelling compulsivo estamos permanentemente a vueltas con la batalla de relatos y rodeados de ficciones, ya sean periodísticas, económicas, etc. Frente a esa omnipresencia, ¿qué puede aportar la narrativa, que parece además retraerse frente a esas ficciones que dominan la construcción del discurso? Los ciudadanos somos animales narrativos, necesitamos contar y que nos cuenten. Y para ello necesitamos nombrar, poner palabras, y por ahí es donde puede entrar la novela. Ante una realidad que se resiste a ser contada, que se ha vuelto más sofisticada, más difícil de narrar, la literatura tiene esa capacidad, o debería tenerla, de ser una narración con una complejidad algo más avanzada que otras formas de narración.

Inés Martín Rodrigo

Si vosotros tuvierais que sentaros a escribir ahora sobre lo que está sucediendo en la sociedad española, ¿cómo os enfrentaríais a ese desafío narrativo?

Elvira Navarro

Recuerdo cómo en la primera novela de Cristina Morales, Los combatientes, se insertaban textos de falangistas de contenido y retórica muy similares a los discursos que articularon el 15M. Tal vez una manera de narrar, por ejemplo, la cuestión de Cataluña, sería acudir a los textos de Azaña al respecto, donde se dicen cosas muy parecidas a las que se han dicho últimamente. Si trasladamos a nuestros días el relato de cómo cuenta Azaña el porqué de la Guerra Civil o la Cataluña que retrata, podría pasar perfectamente por un relato de la actualidad. El rescate de ese tipo de textos nos recuerda que las cosas no suceden por primera vez. Creo que nos daría algo de distancia y coherencia acerca de lo que está ocurriendo.

Daniel Gascón

Yo pienso inevitablemente en Rafael Azcona. O en el Philip Roth de La conjura contra América, quien representa también ese tipo de intentos. Luego hay otras miradas más relacionadas con el lenguaje. Habrá que ver en unos años cómo se cuenta esto, viendo también cómo ha afectado a la gente el conflicto social. Esa perspectiva sí es una de las miradas clásicas de la ficción.

Isaac Rosa

A mí siempre me llama la atención la dificultad que parece que tenemos los creadores españoles para acercarnos con la ficción a realidades muy directas, al contrario de lo que sucede en la tradición anglosajona. Parece que nos paraliza un temor ante la inverosimilitud, y nos refugiamos entonces en la comedia de tratamiento berlanguiano para poder mirar esa realidad con la que no sabemos cómo relacionarnos. Echo de menos ficciones que pueden darnos otra mirada acerca de realidades y personajes reconocibles e incluso reales, ya que me interesa la capacidad de la literatura para ir un poquito más allá, no con el fin de quedarnos en el acercamiento documental sino para poder entrar con las herramientas de la literatura en la complejidad de lo que nos está ocurriendo. Vivimos en un tiempo de incertidumbre, de desconcierto, y yo me pregunto si la ficción puede ser una forma de reconstruir cierta seguridad, de construir algunas certezas que nos sacudan un poco de ese desconcierto.

Inés Martín Rodrigo

¿Vosotros sois conscientes de que al escribir estáis recreando o construyendo una realidad paralela? ¿Sois conscientes de cómo influís en el lector?

Elvira Navarro

Esa consciencia se adquiere enseguida en literatura. Ya desde la lectura uno va buscando esa otra realidad que dialoga con esta en muchos sentidos. Forma, de hecho, parte de ella, pues es imposible escribir sin partir de la propia experiencia, aunque luego las vivencias se disfracen. Respecto a la influencia sobre el lector, también soy muy consciente. Como lectores, vamos siempre buscando otros relatos que nos ayuden a comprender esa cosa deshilachada que es el presente. Ese es el sentido de los libros: buscar respuestas, lo que implica en no pocas ocasiones afrontar textos que resquebrajan nuestras certezas.

Isaac Rosa. Foto de Miguel Balbuena
Isaac Rosa

Estoy de acuerdo. Parece que dar respuestas fuera más dogmático que plantear preguntas. Ese lugar común de escribir solo para dejar preguntas me parece un modo de desentenderse por parte del autor, como si se pudiera ser inocente a la hora de formular esas cuestiones, como si así el autor no tuviera implicaciones con lo que ha escrito.

Daniel Gascón

Respecto a lo que dices, Isaac, sí que creo que hay una tradición que busca una cierta ambigüedad y no me parece que sea siempre irresponsable en el sentido que tú señalas, sino que pretende mostrar una pluralidad que vaya más allá de la opinión del narrador. Y sobre la capacidad de influir en el lector, yo, personalmente, trato de no pensarlo demasiado: creo que me limitaría tenerlo presente.

Inés Martín Rodrigo

Después de escucharos y, sobre todo, después de leeros, tengo clara vuestra postura, pero aún así os lo quiero preguntar. ¿Vosotros creéis que el escritor, en tanto que animal narrativo como se ha dicho aquí, debe posicionarse y manifestar socialmente cuáles son sus opiniones?

Elvira Navarro

Todo el que escribe se posiciona, ya sea consciente o inconscientemente, no hay un libro sin una cosmovisión. Sobre el deber de salir a la palestra ante cualquier tipo de conmoción social, no lo veo tan necesario, y menos en un contexto como el actual, donde hay un exceso de opinión. Para que una opinión sea útil tiene que estar fundada en un conocimiento y la mayoría de las opiniones que se vierten hoy día no lo están. Ese escritor que se siente todo el rato impelido a mostrar su posicionamiento en redes sociales o en artículos sobre cualquier asunto no suele alumbrar nada, pues es imposible saber de todas las cosas. Además, tiene que resultar agotador.

Daniel Gascón

Estoy bastante de acuerdo con Elvira respecto a esa necesidad compulsiva de manifestarse públicamente. Puede haber una situación en la que sientas que tienes que salir, aunque tenga que ver más con tu propia conciencia que con la utilidad política que aporte. A mí, en concreto, hay muchos escritores literarios cuyas opiniones me interesan mucho. Pero las de otros muchos, no. Las nuevas tecnologías han propiciado una ruptura de las jerarquías: ahora las opiniones de todos valen lo mismo y las puedes juzgar en sus propios términos.

Isaac Rosa

Escribir es una forma de posicionarse. Cuando tomas la palabra en forma de escritura te colocas en un lugar en relación con la realidad, con la tradición literaria, con el lenguaje, con tus contemporáneos, con los temas que abordas, con el lenguaje que eliges… A veces parece que el único posicionamiento que se espera de un escritor es la firma de manifiestos. Pero ¿qué es lo que espera la sociedad del posicionamiento de un escritor? ¿Le basta con la lectura de un comunicado o la escritura de un artículo, o espera que su obra tenga algún tipo de relevancia social? Mi duda se sitúa ahí, en la recepción, en la expectativa: ¿qué lugar tiene la ficción literaria en la realidad? ¿Qué eco encuentra por parte de los lectores? ¿Espera el ciudadano cierta representación de la realidad en la literatura? Admito que en cuanto a la relevancia social de la literatura soy un poco pesimista. Se nos llama para firmar o leer comunicados al final de las manifestaciones, pero no se nos pide que la obra tienda a clarificar nuestra relación con la realidad.

Y creo que esto tiene que ver con el desencuentro entre ficción y realidad que hemos vivido en las últimas cuatro décadas, con lo que Ignacio Echevarría llamó el proceso de desarticulación de la literatura española: desde la Transición se desvincula de buena parte de la tradición inmediatamente anterior pero también se desvincula de la sociedad a la que se dirige. Podemos preguntarnos, por ejemplo, dónde están las ficciones que nos podrían permitir entender la realidad previa a la crisis, qué estaba ocurriendo en la democracia española en un sentido subterráneo o cuáles eran las tensiones que nos han llevado a donde estamos hoy.

Elvira Navarro

Pero yo no sé, Isaac, hasta qué punto esa desactivación no ocurre también porque los lectores dejan de pedirle a la literatura un relato que no sea complaciente.

Inés Martín Rodrigo

Ante esta cuestión de lo que reclama el lector, me gustaría pediros un ejemplo de una ficción, un libro, de una obra que pueda ayudar al lector a entender un poco mejor la realidad que nos rodea en este momento.

Isaac Rosa

Curiosamente, más que novelas, se me ocurren más ejemplos de ficciones teatrales que representan la reciente repolitización de cierta parte de la sociedad, obras actuales que me han servido para nombrar lo que está ocurriendo.

Elvira Navarro

Yo quiero mencionar El mundo deslumbrante, de Siri Hustvedt. Un novelón luminoso que ofrece un estupendo análisis de cómo se elabora la percepción, de cuántos prejuicios intervienen en la elaboración de la percepción.

Daniel Gascón. Foto de Antón Castro
Daniel Gascón

Me parece complicado señalar alguna obra, pero lo cierto es que ante determinados acontecimientos recientes, pienso mucho en Javier Tomeo y, en concreto, en El castillo de la carta cifrada. Otro libro que da muchas claves para entender las culturas, las presiones y las tendencias de las democracias contemporáneas es La democracia sentimental, de Manuel Arias Maldonado. No sé si da soluciones, pero sí da un panorama más claro de la confusión.

Inés Martín Rodrigo

No quiero terminar sin preguntaros: ¿os animaréis en algún momento a escribir de lo que está pasando ahora?

Elvira Navarro

En mi caso, la escritura nunca obedece a una decisión meditada. Nace de un impulso. Ese impulso se ha gestado durante largo tiempo a través de vivencias y de ciertas obsesiones. En no pocas ocasiones ese impulso coincide, de manera directa o esquinada, con lo que está pasando.

Isaac Rosa

Si me lo piden, sí. Lo digo porque siempre echo de menos cierta demanda por parte de los editores. Igual que me piden artículos, me gustaría que me pidieran novelas.

Daniel Gascón

En mi caso, como muchas veces escribo sobre asuntos más personales o cotidianos, la zozobra social iría probablemente unida a otras más íntimas. Pero sí es cierto que ante la continua escritura de artículos surgen las ganas de tener una mirada más larga sobre ciertos acontecimientos.