Obra de los pasajes

Traducción española de Juan Barja

La idea [...] y la doctrina del eterno retorno pretende armonizar las dos tendencias contradictorias propias del placer: eternidad y repetición.

Obra de los pasajes, D 9, 2

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Pues esta vida, tal como hoy la vives y justamente como la has vivido, la tendrás que vivir una vez más, y aún otras veces incontables; pero en ella nada será nuevo, sino que han de volver de nuevo a ti cada dolor y cada placer, cada suspiro y cada pensamiento, juntamente con todo lo pequeño y todo lo más grande de tu vida, según la misma serie y sucesión; [...] y esta luz [...] y este instante; y yo también. El eterno reloj de la existencia es girado de nuevo, ¡y tú con él!

Friedrich Nietzsche. Frölichen Wissenschaft, en Karl Löwith, Nietzsches Philosophie der ewigen Wiederkunft, Berlín, 1935, pp. 57-58. Cit. en Obra de los pasajes, D 10, 1

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La teoría de Blanqui en calidad de repetición del mito: ejemplo fundamental de prehistoria.

Obra de los pasajes, D 10, 2

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La vida dentro del círculo encantado del eterno retorno accede a una forma de existencia que no desborda nunca de lo aurático.

Obra de los pasajes, D 10 a, 1

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El eterno castigo del Infierno quizás haya quebrado el más terrible extremo de la idea del eterno retorno en el mundo antiguo. Ahí se pone lo eterno del suplicio frente al eterno curso circular.

Obra de los pasajes, D 10 a, 4

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La fe en el progreso –perfectibilidad inacabable, infinita tarea en la moral– y la punzante representación del eterno retorno son pues complementarias. Son las imborrables antinomias frente a las que se impone el desarrollo del concepto dialéctico propio del tiempo histórico.

Obra de los pasajes, D 10 a, 5

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La razón estratégica de aligeramiento perspectivo de la ciudad. [...] Que las grandes calles «no se prestan a la táctica habitual que se practica en las insurrecciones locales».

Marcel Poëte. Une vie de cité, París, 1925, p. 469. Cit. en Obra de los pasajes, E 1, 4

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Hoy en [la ciudad de] París rehuyen [...] los pasajes, que por mucho tiempo estuvieron de moda, como si les olieran a cerrado. [...] El pasaje, que fue para el parisino una especie de salón y de paseo en donde se hablaba y se fumaba, hora ya no es más que una especie de asilo del que uno se acuerda cuando llueve. Ciertos pasajes guardan un pequeño atractivo por la fama de algunos almacenes que se encuentran aún en su interior. Pero es el nombre propio del inquilino lo que prolonga la moda o, más bien, la agonía del lugar.

Jules Claretie. La vie à Paris 1895, París, 1896, p. 47 ss. Cit. en Obra de los pasajes, E 1, 5

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Las construcciones de Haussmann son la representación correspondiente, en su maciza eternidad amurallada, a los principios propios del gobierno imperial absolutista: entera supresión de cualquier tipo de formación individual, de cualquier desarrollo orgánico autónomo; el más completo odio por toda clase de individualidades.

J. J. Honegger. Grundsteine einer allgemeinen Kulturgeschichte der neuesten Zeit, V, Leipzig 1874, p. 326. Cit. en Obra de los pasajes, E 1 a, 1

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Las expropiaciones bajo Haussmann. [...] «Con ellas se creó una nueva industria, y ésta, con el pretexto de proteger el interés del expropiado, no retrocedió ante ningún fraude [...] Era una especie de banda de ladrones desvalijando la caja ciudadana».

Du Camp. Paris, VI, pp. 255-256. Cit. en Obra de los pasajes, E 1 a, 4

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La reconstrucción de la ciudad... obligando al obrero a realojarse en distritos excéntricos, rompió la relación de vecindad que lo unía antes al burgués.

E. Levasseur. Histoires des classes ouvrières et de lindustrie en France, II, París, 1904, p. 775. Cit. en Obra de los pasajes, E 2, 1

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Los trazados de Haussmann eran arbitrarios por completo; no eran conclusiones rigurosas propias del urbanismo. Antes bien, se trataba de medidas de orden financiero y militar.

Le Corbusier. Urbanisme, París, 1925, p. 250. Cit. en Obra de los pasajes, E 2 a, 1

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El gobierno imperial casi no hizo alzar nuevos edificios, con la gran excepción de los cuarteles militares.

Die Grenzboten, 1861, II semestre, vol. 3, pp. 149-141. Cit. en Obra de los pasajes, E 2 a, 4

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La preferencia de Haussmann por privilegiar las perspectivas implicaba el intento de imponer formas artísticas a la técnica (urbanística). Esto es algo que siempre lleva al kitsch.

Obra de los pasajes, E 2 a, 7

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«¿Mis títulos? [...] A mí me han elegido en calidad de artista-demoledor».

Frase de Haussmann cit. en Obra de los pasajes, E 3, 6

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[La ciudad de] París es para sus habitantes un enorme mercado de consumo, [...] hay multitud de nómadas auténticos en el seno de su sociedad.

De un discurso de Haussmann (28-11-1864), según se ha recogido en Georges Laronze. Le baron Haussmann, París, 1932, pp. 172-173. Cit. en Obra de los pasajes, E 3 a, 1

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Nuevas arterias [...] comunicarían el corazón de París con las estaciones, con el objeto de descongestionarlas. Otras serían parte en el combate con la revolución y la miseria; serían así vías estratégicas perforando los focos de epidemia como los núcleos de la sublevación, [...] dando acceso al ejército; comunicando [...] el gobierno y los cuarteles [...] y los cuarteles con los arrabales.

Georges Laronze. Le baron Haussmann, París, 1932, pp. 137-138. Cit. en Obra de los pasajes, E 3 a, 3

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La centralización y la megalomanía han creado una ciudad artificial donde el parisino [...] no está ya en su casa. Por eso, en cuanto puede, la abandona; nueva necesidad sobrevenida, la manía de ir de veraneo. Mas también, a la inversa, en la ciudad desierta de habitantes, el extranjero llega a fecha fija; es lo que ahora llaman "temporada". Así el parisino, en su ciudad, encrucijada hoy cosmopolita, adopta el tipo del desarraigado.

Dubech-D'Espezel. Histoire de Paris, París, 1926, pp. 427-428. Cit. en Obra de los pasajes, E 3 a, 6

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Se ancharon las calles de París para que circularan las ideas y, ante todo, que desfilaran los soldados. Así, París ha sido estratégicamente embellecido.

Paris nouveau jugé par un flâneur, París, 1868, pp. 21-22. Cit. en Obra de los pasajes, E 4, 4

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Bonaparte sintió que su misión consistiría en asegurar «el orden burgués» [...]. Se adjudicaron concesiones ferroviarias, se dieron subvenciones estatales, el crédito quedaría regulado. En los años cincuenta se fundaron [...] los primeros grandes almacenes parisinos, el «Bon Marché», [...] la «Belle Jardinière».

Gisela Freund. Entwicklung der Photographie in Frankreich. Inédito, cit. en Obra de los pasajes, E 4 a, 4

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Se construyeron fortunas escandalosas en el propio entorno del prefecto. Hay una leyenda que atribuye a madame Haussmann, en un salón, la siguiente e ingenua reflexión: «Es bastante curioso: siempre que compramos un inmueble, va a pasar por allí un bulevar».

Dubech-D’Espezel. Histoire de Paris, París, 1926, p. 423. Cit. en Obra de los pasajes, E 5, 4

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Los gobernantes quieren asegurar su posición con sangre (policía), con astucia (moda), y con magia (boato).

Obra de los pasajes, E 5 a, 7

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La política financiera del imperio se ha visto constantemente dominada por dos preocupaciones esenciales: el proveer a la insuficiencia de los ingresos de origen natural y multiplicar las grandes obras en el terreno de la construcción, que impulsan la circulación del capital, dando ocupación a muchos brazos.

André Cochut. Opérations et tendances financières du second empire, París, 1868, p. 13. Cit. en Obra de los pasajes, E 6, 2

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Napoleón III en 1851: «Él es socialista con Proudhon y reformador con Girardin, mientras que con Thiers es reaccionario; es republicano moderado con los que pretenden la república, y es enemigo de la democracia y, por supuesto de la revolución, en cuanto trata con los legitimistas. Promete todo y todo lo suscribe».

Friedrich Szarvady: Paris, vol. 1, Berlín, 1852, p. 401. Cit. en Obra de los pasajes, E 6 a, 4

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Cuando el dinero, la industria y la fortuna se desarrollaron [en las ciudades], se hicieron fachadas, y las casas tomaron ciertas formas que servirían para señalar diferencias de clase. Así, en Londres muy en especial, las distancias han sido despiadadamente señaladas... Un arrebatar de voladizos, de bow-windows, cornisas y columnas [...] porque la columna es la nobleza.

Fernand Léger. «Londres», Lu, V, 23 (209), 7 de junio de 1935, p. 18. Cit. en Obra de los pasajes, E 7, 3

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