consumo

La curiosidad de Marcel Proust tenía algo de detectivesco. Esas diez mil personas que ocupan la capa superior significaban sin duda para él una banda sin par de criminales: la camorra de los consumidores. Y esa banda excluye de su mundo cuanto tiene que ver con la producción, o al menos exige que la participación en la producción se oculte púdicamente tras un gesto, como el que exhiben los profesionales del consumo.

Hacia la imagen de Proust

Obras II, 1, p. 325

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El mundo que Proust describe ha excluido [...] cuanto tiene que ver con la producción. La actitud del esnob, que domina ese mundo, no es ninguna otra cosa que la observación coherente, organizada y acerada de la vida desde el punto de vista del consumidor.

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Por vez primera en la historia, con la fundación de los grandes almacenes, los consumidores empiezan a sentirse como masa (antes sólo se lo imponía la escasez). Con ello el elemento circense y teatral del comercio aumentará de modo extraordinario.

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, A 4, 1

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Nuestro siglo trabará la conexión entre el reino de la fuerza aislada, rica en originales creaciones, con el de otra, niveladora y uniforme, que, igualando los productos entre sí y lanzándolos después masivamente, obedece a un nuevo pensamiento unitario, expresión última de las sociedades.

Obra de los pasajes

H. de Balzac. L’illustre Gaudissart, París, 1837, p. 1. Cit. en Obra de los pasajes, A 11 a, 7

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Las exposiciones universales fueron la alta escuela en que las masas, que estaban apartadas del consumo, aprendieron a identificarse con lo que es el valor de cambio. "Verlo todo y no coger nada".

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, G 16, 6

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El gran poeta jamás se confronta a su obra en calidad de puro productor. Él es al tiempo su consumidor. Pero no la consume, al contrario que el público, como apetencia, sino como instrumento. Carácter instrumental que representa aquí un valor de uso que sólo con una gran dificultad pasará a entrar en el valor de cambio.

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, J 64, 3

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El flâneur viene a ser el inspector del mercado. Su saber se aproxima en gran medida a la ciencia oculta de la coyuntura. Es el cliente de los capitalistas, enviado al reino de los consumidores.

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, M 5, 6

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Claramente habría que oponer la empresa granburguesa del saintsimonismo, que contiene un intento de producción y acción, a la pequeñoburguesa que se encarna en el falansterio fourierista, que contiene un proyecto de consumo y disfrute.

Obra de los pasajes

Albert Thibaudet. Les idées politiques de la France, París, 1932, pp. 61-62. Cit. en Obra de los Pasajes, U 1, 6

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