Unión Europea: Seguir con vida o morir

#SeguirConVida, así se llama la campaña que promueve Médicos Sin Fronteras para acercarnos la realidad de los refugiados sirios y de Sudán del Sur, que incluye una exposición fotográfica a cargo de la fotoperiodista Anna Surinyach, y que permanecerá en la Azotea del CBA hasta el 31 de marzo. El lema escogido sin duda plantea una paradoja si lo tomamos como pregunta hacia nuestras conciencias: ¿Seguimos con vida en Europa?

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos…
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto: Anna Surinyach @surianna

Toc, toc, ¿hay alguien ahí? Mientras los gobiernos en la Unión Europea demuestran una inoperancia manifiesta hacia la crisis de refugiados, estos tratan de atravesar una Europa que se ha plagado de barro, bloqueos, concertinas, alambradas, bandas de timadores –que se aprovechan de la carestía en el camino–, etc., y eso que, en teoría, les ampara el derecho internacional de asilo.

«¿Dónde empieza Europa?», le preguntaba un refugiado a Anna en la frontera de Croacia, tras haber atravesado Grecia, Macedonia y Serbia. «Es muy ilustrativo de lo que pasa», comenta. Los refugiados salen de una guerra, pensando que al menos van a encontrar unas mínimas garantías en Europa, algo que no ven por ningún lado y que se aleja de la imagen que, a priori, tenían de la Vieja Europa. Y es que la UE, que tan buenas ideas traía en sus comienzos, murió hace tiempo. Si no fuera por las ong’s, esta crisis sería aún mayor.

Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas.
Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas. Foto: Anna Surinyach @surianna.

«Creo que es la primera vez que Médicos Sin Fronteras despliega sus recursos en Europa», puntualiza Anna. Entre otras muchas acciones, por ejemplo, financió un barco de rescate en el Mediterráneo, uno de verdad, mientras todos veíamos a Ailan ahogado en una costa griega, y seguíamos anestesiados, a lo nuestro. Con un poco de eso con lo que a algunos se les llena la boca, voluntad política, imaginamos que, si no la guerra –de la que por cierto, se habla poco o casi nada–, al menos sí podría gestionarse mejor la crisis de refugiados.

Mientras Alemania ha cerrado el grifo y cada uno hace la «guerra» por su cuenta, en España, hasta hoy, se han acogido a 18 refugiados… Deberíamos decir eso de «nada más que añadir», pero no. Y es que la vergüenza es aún mayor si además sabemos que un país como Canadá, que se encuentra al otro lado del océano, no sólo acoge refugiados sirios, sino que facilita su llegada con los medios de que dispone y encima ofrece toda la información al respecto a sus ciudadanos. En España, mientras algunas ciudades, como Madrid o Barcelona, han mostrado su compromiso por recibir refugiados, el Gobierno no se manifiesta al respecto. Más resolución demostramos a la hora de deportar. Ahí sí que somos eficientes y organizados, y se ofrecen todas las facilidades, incluyendo partidas presupuestarias. Sin contar «devoluciones en caliente» se han fletado hasta 253 vuelos en cuatro años, y se han presupuestado 12 millones de euros para deportaciones en 2015 y 2016, la mitad de lo que se presupuestó con el mismo fin en 2013 y 2014.

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna

¿No estaríamos todos de acuerdo en que nuestro Gobierno abanderara una causa como han hecho los canadienses? ¿No sería algo por lo que sentirnos orgullosos, al menos casi tanto como lo estamos por nuestra selección de fútbol? ¿No llegaría lejos la «Marca España» con algo así? Anna Surinyach no lo tiene claro, pero es concluyente: «Merkel ha cambiado su gestión de la crisis por las presiones internas en Alemania. No tengo claro qué pasaría con la gente una vez que los refugiados llegaran a nuestras fronteras. Me gustaría creer que lo apoyaríamos todos, pero lo cierto es que da igual lo que pensemos: esta gente huye de una guerra, tiene derechos y nosotros la obligación de acogerlos».

En un mundo globalizado que une e interconecta mercados, economías, tecnologías, ideas, proyectos de emprendiemiento, musicales, de cine, inversiones, etc, Europa cierra fronteras a personas a las que niega unos derechos adquiridos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmados en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguien se acuerda de lo que pasó entonces?

Pero la desmemoria y el estado letárgico no son sólo propiedad de los distintos gobiernos, sino también de la población. «La sociedad civil –apunta Anna– debe reaccionar y salir más a la calle. Todo el mundo conoce el problema y se indigna, pero ¿qué pasa entonces que nadie sale a la calle? Se hizo contra la guerra en Irak, igual como esto queda más cerca…».

Anna Surinyach apunta otras posibles causas a la inacción generalizada en nuestro país: «El trasfondo racista está ahí, además, son musulmanes…».

Foto de ©Ana Tomás
Foto de ©Ana Tomás

Esta muestra, que viene acompañada por otra que se expone en El Retiro y que también incluye imágenes de los refugiados de Sudán del Sur, es “una bofetada de realidad en la cara”, según su autora. “Hay gente que me dice que estamos sobresaturados de imágenes de este tipo y que no te afectan igual; yo creo que si a alguien no le afectan, es que tiene un problema serio”.

Al menos servirá para que las generaciones del futuro no vuelvan a ser igual de cafres a la hora de cargarnos la poca dignidad que nos quedaba en Europa. Sin embargo, nosotros también pudimos ver las fotos de refugiados en la Segunda Guerra Mundial o en la Guerra Civil, y seguimos en las mismas.

Quizás la muestra debió exponerse en la puerta del Congreso de los Diputados. Es difícil saber si estamos a tiempo de reconducir la situación. Desde luego, lo de pagar a Turquía para alejar el problema, es una salida de lo más vergonzosa e indignante para una (Des)Unión Europea que, en cualquier caso, parece que no quiere #SeguirConVida.

Emotivo punto de inflexión de Rufus T. Firefly en su concierto de #FronteraAmbar

Llegaba Rufus T. Firefly al ciclo #FronteraAmbar del Círculo de Bellas Artes con la promesa de un concierto especial celebrando sus 10 años de existencia, después de haberse confirmado en 2015 como una de las bandas más prometedoras del panorama del rock alternativo nacional y de haber recibido unas excelentes críticas por su último álbum, Nueve.

Rufus T. Firefly sobre el escenario de #FronteraAmbar 2016.
Rufus T. Firefly sobre el escenario de #FronteraAmbar 2016.

Recuerdo esas palabras un tanto cursis y manidas de Valdano: “El fútbol es un estado de ánimo”. Lo cierto es que todo lo que surge de la mano del hombre es reflejo de un estado de ánimo, y más en el campo de la creación y la cultura. Rufus T. Firefly está en ese punto de inflexión en el que, tras estos 10 años de camino independiente, está llamado a dar el gran salto, como ya ocurriera en su momento con Vetusta Morla o con Izal. La banda arancetana está en un vértice de felicidad, pasión, emoción, puro disfrute…, algo que Vic dejó entrever en sus palabras antes de comenzar el concierto y que corroboraron a lo largo de cada minuto del mismo encontrando una emoción recíproca en el público congregado, desde sus primeras canciones en inglés (There are no fireflies, Invisible, Disilusion…), hasta los temas con los que cerraron, Pompeya, El increíble hombre menguante o El problemático Winston Smith, pasando por La historia secreta de nuestra obsolescencia, Somos el enemigo, Demerol y piedras o Un mundo sin abejas, entre otras muchas.

Esperamos no equivocarnos, ya no sólo por el bien de Rufus T. Firefly, que se merece todo lo mejor después de 10 años batallando con 5 discos y 48 canciones en la mochila, sino por el bien de la música española en general. Creemos que este segundo concierto del ciclo #FronteraAmbar será de esos en los que, para los que tuvieron la suerte de asistir, con los años podrán sacar pecho y presumir como un pavo: “Yo estuve allí”.

El grupo derrochó talento y desparpajo en el escenario de la Sala de Columnas, por el que también desfilaron amigos del grupo como Manuel Cabezalí, uno de los productores musicales más importantes del panorama indie, así como a Alberto, que dejó la banda en noviembre, y que ofreció la alternativa a su sustituto Rodrigo a los teclados, después de subirse al escenario en la cuarta canción.

Musicalmente cabe destacar el virtuosismo de los cinco. No creo que se pueda poner un pero ni a la base rítmica, ni a los solos, ni a las voces y coros. Estamos ante uno de los quintetos que más dará que hablar este 2016 (si les dejan). Es tiempo de festivales y de que les den la alternativa en plazas más grandes para demostrar que esa sinergia increíble que produjeron el viernes pasado en el CBA, la puedan repetir con un público masivo.

Pero tras la tempestad toca calma, por lo menos hasta el 29 de abril, fecha en la que regresa un nuevo concierto fronterizo a #FronteraAmbar. En esta ocasión, Julián Maeso, que nos deleitará con otro concierto diferente y no menos especial en acústico. Las entradas estarán contadas, ya que es “sentado”. ¡Date prisa! Anticipada a 12€.