nadie

Hemos de mantenernos indiferentes ante la verdad o la mentira de todas las religiones, de todas las filosofías, de todas las hipótesis inútilmente verificables a las que llamamos ciencias. Tampoco nos ha de preocupar el destino de la llamada humanidad, o lo que pueda sufrir o no sufrir en su conjunto. Caridad sí, con el «prójimo», como se dice en el Evangelio, y no con el hombre, de quien en él no se habla. […] Caridad con todos, intimidad con nadie.

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Nunca la ajena voluntad, aunque grata
cumplas por propia. Manda en lo que haces,
ni de ti mismo siervo.
Nadie te da quien eres. No te muden.
Tu íntimo destino involuntario
cumple, sí. Sé tu hijo

Ricardo Reis
Poesí­a VII. Los poemas de Ricardo Reis

Odas II, 124, vss. 1-6 [entero], p. 231


FÁRMACOS
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