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MUROS

Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Clement Greenberg escribió: «El primitivismo del que tan a menudo se acusa al arte moderno es, en realidad, algo muy distinto de lo que parece ser. No representa un retorno a un estado mental primitivo, sino una reevaluación y una reapertura del pasado de la que sólo son capaces los artistas más eruditos […] y que atraviesa barreras sociales y de estatus como jamás antes lo hizo el arte oficial. Expone por primera vez ante nuestra respetuosa mirada las efusiones gráficas espontáneas, el arte lumpen de las clases bajas urbanas [...] otorgándole un papel estético, al igual que Marx descubrió y otorgó al proletariado un papel político». En efecto, el arte occidental ha tardado varios siglos en reencontrarse con algunas de las raíces de esa originalidad de la que tanto se ha preciado. Una parte significativa de la historia de las vanguardias puede entenderse como una sofisticada búsqueda de lo que de espontáneo conservaba el arte bajo una espesa masa de momificaciones estéticas. Así, el arte no institucionalizado, inscrito en los muros de nuestras calles sin mediación crítica, llegó a convertirse en una apreciada herramienta conceptual.

En este sentido, es reveladora la atención que el fotógrafo Brassaï (1899-1984) dedicó al graffiti a lo largo de toda su vida. El cronista fotográfico de la vida social y artística de París durante sus años dorados desarrolló una obra paralela, incesante y profunda, dedicada a retratar las inscripciones en los muros. «¿Qué curiosidad me ha llevado desde hace veinticinco años a buscar, rastrear y captar en los suburbios de París estas obras anónimas, gastadas y efímeras que parecen nacer al azar en las paredes?», se preguntaba Brassaï. «¿No será justamente la curiosidad que incita a todo el pensamiento contemporáneo a remontarse hasta las fuentes más antiguas y primitivas del arte?». A analizar esta faceta está dedicado el artículo de Agnès de Gouvion Saint-Cyr que forma parte de este dossier.

Pero si hay un nombre ineludible en este proceso de recuperación de las formas artísticas más crudas es Jean Dubuffet (1901-1985), inventor del término «art brut» y pionero de la teorización del grado cero del arte, de los graffiti y los garabatos en muros y aceras. El artículo de Dubuffet que aquí reproducimos tiene un enorme valor metodológico, en la medida en que propone una defensa radical de la utilidad artística de los materiales cotidianos y la espontaneidad creativa no institucionalizada y ofrece una respuesta a las críticas ortodoxas a su pintura.

El dossier se completa con un artículo de la crítica de arte Ángela Molina acerca de los distintos papeles que ha asumido el muro en la historia del arte, con particular atención al último siglo, y un sugerente texto del artista Antón Patiño en torno a la capacidad expresiva de las paredes: «La magia del muro se vincula a la memoria profunda. Parece reflejar la deriva informe de la pobreza, el devenir de huellas convulsas, el latido de la guerra, rastros y vestigios emocionales, el paso del tiempo como naufragio».

EXPOSICION JEAN DUBUFFET O EL IDIOMA DE LOS MUROS


02.10.08 > 28.12.08

COMISARIA SOPHIE WEBEL
ORGANIZA CBA • FONDATION DUBUFFET • FUNDACIÓN LUIS SEOANE


EXPOSICIÓN BRASSAÏ. GRAFFITI


20.11.08 > 25.01.09

COMISARIA OLIVA MARÍA RUBIO
ORGANIZA CBA