LA HUELLA

Andrew Wyke es considerado uno de los más notables escritores de novelas de misterio. Wyke también es un fanático jugador que ha convertido su magnífica mansión del siglo XVI en una galería llena de robots, muñecas vivientes, dianas para dardos, tableros de ajedrez y laberintos. Una tarde, Wyke invita a Milo Tindle, un ex-peluquero y actual propietario de una cadena de salones de belleza, a tomar unos cócteles en su casa. Al principio, Tindle disfruta con su visita, hasta el momento en que Wyke admite estar perfectamente al corriente de que Marguerite, su distanciada esposa, y Tindle son amantes.

Sin embargo, para gran sorpresa de Tindle, Wyke asegura estar encantado con la idea de deshacerse de su esposa, tanto, que de hecho ya ha preparado un plan del que ambos saldrán beneficiados.