Del flâneur al detective, podríamos empezar por ahí: deambular, vagar por la ciudad es enfrentarse también a lo siniestro, a lo horroroso que fue fuente de inspiración para la novela gótica. De esta se pasa a la novela criminal, pero el misterio permanece. Las novelas góticas –decía Piglia—son a las de los detectives lo que las de caballería al Quijote. Curioso. Jameson también ha insistido en la similitud de las andanzas de un detective con las de los personajes de las novelas picarescas: ¿Por qué? Los relatos de misterio tampoco son como los folletines y novelas de aventuras: ¿En qué se diferencian? Otros críticos han visto similitudes entre la novela de misterio y la tragedia: ¿Seguro? 

 

En torno a estos líos sobre géneros conversarán Cristina Oñoro y Ramón del Castillo, que propone una reconsideración del género clásico policiaco a partir de Sherlock Holmes y el Padre Brown –o sea, de Doyle y de Chesterton–, trayendo por el camino a colación no solo a Callois, Borges, Auden y otros críticos literarios, sino también a diversas figuras de la sociología marxista de la novela como Lukács, Krakauer, Brecht, Adorno y hasta Antonio Gramsci, que disfrutaba mucho con Chesterton y criticó el logicismo de Holmes. También se abordará la relación entre delito y Ley, así como la de detectives aficionados y cuerpos policiales, ya sea un snob cocainómano o un sacerdote católico quien atrape al criminal…