El escritor y periodista Alejandro Sawa Martínez (Sevilla, 1862 – Madrid, 1909) publicó sus primeras crónicas con apenas dieciséis años. En ellas ya plasmó sus avanzadas ideas sobre el Estado y la sociedad. Llegó a Madrid alrededor de 1885 y allí publicó novelas de corte naturalista como La mujer de todo el mundo (1885), Crimen legal (1886), Declaración de un vencido (1887), Criadero de curas (1888), Noche o La sima de Igúzquiza (1888).

Años después, atraído por su bohemia, se trasladó a París. En la ciudad del Sena trabó amistad con Verlaine, Daudet y otros poetas, además de con Rubén Darío, y su nombre empezó a resonar en los círculos intelectuales europeos. De regreso a Madrid en 1896, escribió allí en los más importantes diarios de la época, desde los que criticó a los políticos y denunció la miseria moral y material que asolaba el país.

Sus últimos años de vida, el declive físico y moral, unido a las penurias económicas, lo hundieron en la miseria. Murió en 1909.