Guillermo Costanzo, Argentina, 2010, 1h 20min, VE. [DCP]

El mundo de Marta Minujín está cartografiado por un trazo nervioso sin territorios fijos, ni mentales ni materiales; por eso es difícil dar con toda la dimensión de su vida-obra sin caer en el mero retrato de la artista como personaje excéntrico, que es como se la multiplica en los medios, de manera simplista. El documental de Guillermo Constanzo atraviesa las multicapas de la experiencia Minujín, para girar por vaivenes pasados y presentes de alguien que desafía las ideas predigeridas sobre arte y vida. Y una virtud importante radica en nunca convertirse en un film didáctico, porque para poner las manos sobre el fuego de la creadora de La menesunda no existe visita guiada posible, sino remolinos, laberintos, imágenes y objetos furtivos, sensoriales, inteligibles, efímeros o que empujan a la fuga continua. De Buenos Aires a París, de Cali a Nueva York, de los ‘60 a este milenio que ella prefiguró: la cámara alerta sigue a Minujín, que recorre su infancia en Super 8 hasta llegar a su propia muerte, imaginada como obra artística y casi como homenaje a Alberto Greco, su cómplice artístico de estética vitalmente suicida.

Colabora Embajada de Argentina en España