D. Jaime ou a Noite Portuguesa + Constructor de Anjos

D. Jaime ou a Noite Portuguesa es una de las películas de Noronha da Costa en la que el componente «ficcional» resulta más visible. Como el resto de películas de Noronha da Costa, forma parte de los «gothic films» (la obra de Terence Fisher fue una de sus grandes influencias), y en ella muestra las diferentes variaciones en torno a los «cuerpos especulares», que evolucionan en una magia luminosa y en una incandescencia sensual y sensorial. Simultáneamente, asistimos a una serie de visiones irónicas y eróticas, o bien históricas, de vírgenes perversas y de sádicos irrisorios, resucitados todos ellos del romanticismo alemán y británico, mientras que los decorados no dejan de ser eminentemente portugueses.

Entre la distanciación irónica (lo irrisorio del erotismo y los milagros, que son su propia culminación) y la fascinación visceral por los fantasmas del romanticismo (lo visionario e irracional del mundo de la carne y los demonios), como escribió João Bénard da Costa, O Constructor de Anjos es al mismo tiempo una visión realista del maniqueísmo ético y la asunción de las contradicciones entre una fachada victoriana (la de los vestuarios y decorados) y la pulsión perversa que construye y destruye esa misma fachada. Deslizándose de lo idílico a lo lúgubre, los adultos, con sus tenebrosas discusiones conyugales, acompañados de su hija, entran en la película a través de la muerte (un cuadro, un espejo). Tras un tempestuoso viaje marcado por el pánico, la hija penetra sobre todo en la película a través de la música y las pesadillas. Confiada a unos místicos frailes capuchinos a veces volátiles pero de una falsa virtud monacal (definitivamente entregados a los placeres de la carne, de la gula al sadismo, en una cena de ogros y ángeles), la niña se abandona a los fingidos rituales de iniciación bautismal. Obrando la metamorfosis del bien y del mal, el uno en el otro y el otro en el uno, los deleites de las visiones infernales, las apariciones perversas convertidas en salvíficas, los ángeles desnudos y los justicieros, los cuerpos claros y los quemados, todos ellos desfilan por los largos planos en forma de trampa, los cuales, siguiendo siempre a Bénard da Costa, permiten a Noronha da Costa la recreación póstuma de una película gótica portuguesa en un convento convertido en castillo de Barba Azul. «Destruir la imagen no es lo mismo que destruir la dimensión […] última forma de abrigo para los que no tienen abrigo», escribía Noronha da Costa sobre O Constructor de Anjos, su única película no artesanal. Filmada en 16mm, producida por Henrique Espíritu Santo, financiada parcialmente por el Instituto Português de Cinema y rodada con un equipo «profesional», no encontró sin embargo distribución, ante lo cual el cineasta abandonó su posterior proyecto de adaptación de As Pupilas do Senhor Reitor, de Júlio Dinis en 35mm, partiendo de los grabados de Roque Gameiro.

D. JAIME OU A NOITE PORTUGUESA Luís Noronha da Costa, 1974, 62′. Super 8 a 16mm., 18fps

O CONSTRUCTOR DE ANJOS Luís Noronha da Costa, 1978, 42′, 16mm, 24fp

Sesión:

27.06.21 · 20:45h proyección + presentación de Francisco Algarín Navarro (comisario del ciclo)