MORIRSE EN DOMINGO

Julio Salas muere tras una larga enfermedad, pero los domingos no entierran y su familia se ve obligada a contratar los servicios de una modesta agencia funeraria. El dueño de ésta vende el cadáver a la universidad, pero el sobrino del fallecido lo descubre y exige que el cuerpo sea incinerado. Entretanto, se enamora de la hija del incinerador.