El origen del fado ha sido objeto de numerosas interpretaciones: algunos lo sitúan en influencias orientales, otros en los cantos de los esclavos llevados a Brasil, acompasados por el susurro del océano. Para Vasco Wellenkamp, creador de AMARAMÁLIA, lo verdaderamente esencial no es tanto su procedencia como la emoción y la fuerza dramática con las que este género llegó al mundo a través de la voz irrepetible de Amália Rodrigues.

El proceso creativo de la obra parte de una estructura musical muy particular: los fados seleccionados se entrelazan con un collage de otras piezas que emergen entre los silencios y los gestos, ampliando la profundidad emocional de cada fragmento.

AMARAMÁLIA se concibe como una proyección imaginaria, una ceremonia sin tiempo ni personajes definidos. Su atmósfera evoca la geometría oscura de las callejuelas y tabernas de Lisboa, un espacio en penumbra que se abre hacia una luz de origen incierto.

En escena resurgen las grandes pasiones humanas: la tristeza, la separación, el extrañamiento, la huida, el deseo de libertad. La dramaturgia acompaña el espíritu de los poemas elegidos y se deja llevar por la huella artística de Amália, cuyas interpretaciones sirven como materia prima para la expresión coreográfica. La obra nace como un homenaje sentido a una figura extraordinaria que transformó el fado en un arte universal y en símbolo perdurable de identidad cultural.

La obra será representada por la Companhia Portuguesa de Bailado Contemporâneo (CPBC), una referencia de la danza contemporánea en Portugal. Fundada en 1998 por Vasco Wellenkamp y Graça Barroso, nació con la vocación de ser una compañía de repertorio original —un espacio donde coreógrafos, bailarines, creadores e intérpretes de diversas disciplinas pueden investigar, desarrollar y consolidar sus lenguajes artísticos