Martin Chirino. Memoria del Círculo. Conferencia Inaugural

Martín Chirino (1925-2019) señaló, en «La reja y el arado», un texto publicado en el número monográfico que Papeles de Son Armadans dedicó en 1959 a El Pasoque la inspiración está relacionada con las herramientas necesarias y humildes:

«Mi escultura se aproxima más a las herramientas en sus orígenes. Está hermanada con el arado o la reja. Mi obra podría tener lo que esos instrumentos tienen de prolongación humana. Unen al hombre a la tierra en una armoniosa y necesaria tarea. Ella también –la escultura– va entrelazada con el espíritu humano en su dimensión más radical, la de los aperos… Están en consonancia con lo útil elevado a rango de símbolo. Los he buscado en el pueblo.»

El gesto escultórico de Chirino es, en la estela de Julio González, un «dibujo en el aire», una expresión de fuerza y sensualidad, donde la continuidad espacial lleva a la mirada más allá de la estricta objetualidad. En la estética de Martín Chirino es, sin ningún género de duda, fundamental la forma en espiral que evoca el viento, pero también remite al aliento y el soplo creador, una encarnación de la potencia del caos y de su resolución en momentos de suspensión plenos de belleza. Chirino encuentra en la espiral la huella del origen, sintonizando con aquella observación de Bachelard, en La poética del espacio, de que cuando el hombre se adentra en sí mismo, yendo hacia el centro de la espiral, con frecuencia se torna errabundo y parece que accede a un anómalo «encierro en el exterior».

En los términos de la imaginación material, estas esculturas rompen las dicotomías, puesto que, si son figuras de lo aéreo, también remiten a la experiencia vertiginosa de la inmersión en las aguas o a la serenidad que surge al contemplar un paisaje. Tierra, rostro, máscara, los sueños y la clausura de la experiencia radical de la modernidad, toda una proyección espacial, como decía Eduardo Westerdahl, mantiene la obra de Chirino en tensión. Estas obras memorables, plegadas de una forma barroca, invitan al espectador a adentrarse en una poética de la intensidad, donde las líneas y la rigidez del metal han dado paso a la más hermosa modulación espacial.

Martín Chirino fue, sin ningún género de dudas, uno de los más importantes escultores españoles con una extraordinaria proyección internacional. Realizó exposiciones en museos y galerías muy prestigiosas, formando parte sus obras de colecciones de referencia. Junto a su producción plástica destacó por su enorme preocupación por la situación cultural lo que le llevó a ser impulsor de proyectos como la rearticulación del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1983-1992) o el impulso del Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria. En el año del centenario del nacimiento de este gran artista, esta exposición viene a mantener viva la memoria de un hombre, apasionado radicalmente por la cultura y que se autocalificaba como un «estoico», que supo fraguar la espiral y, durante muchos años, revitalizó el Círculo.

 

El viento © Círculo de Bellas Artes, Madrid, 1973

Autor:
Fernando Castro