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Pedro, un joven ingeniero de caminos de 27 años que está destinado en una pequeña aldea del norte de Portugal, espera ansioso su traslado de vuelta a Lisboa. Justo cuando está a punto de regresar, recibe una carta de una multinacional española en la que le ordenan que cierre la página web del pueblo que él ha creado, aduciendo una infracción en el nombre del dominio. Si no lo hace inmediatamente, la compañía amenaza con ponerle una demanda por 500.000 euros.