Pedro Costa. Oscurecer la oscuridad

Valerie Massadian
Valerie Massadian

El desaparecido barrio de Fontainhas, en Lisboa, se convirtió hace algunos años en el estudio de grabación de Pedro Costa, un cineasta mimetizado hoy con su trabajo, que es su solemnidad y su vida. El contacto con los hombres y mujeres que habitaban este suburbio (desplazados, pobres, locos, marginales, sombras) hizo virar su manera de interiorizar y materializar el cine: No quarto da Vanda (El cuarto de Vanda, 2000) inauguró una etapa en la que las grabaciones se reducen en equipo, presupuesto y medios materiales, y se intensifican en trabajo físico, emocional e intelectual.

El Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes estrenó el pasado 22 de septiembre su último largometraje, Cavalo Dinheiro (Caballo Dinero, 2014), premiado en Locarno y Sevilla, y protagonizado de nuevo por Ventura, un hombre caboverdiano con una vida de trabajo y pobreza, con un cuerpo deteriorado y una mente enferma, que deambula por pasadizos y bosques febriles, entre la Revolución de los Claveles y la actualidad.

Hay en el cine de Pedro Costa una voluntad sincera y comprometida de visibilizar sufrimiento y catástrofes, de rechazar lujos y conquistas. Hay una necesidad de volver a aprender algo, hay miedo, hay memoria, hay dominio del espacio, hay cine clásico. Y hay una manera de rodar que se aleja de la escritura en virtud de la vivencia. Sus películas nos sitúan en esos pliegues de la realidad donde la oscuridad se oscurece y es bella y duele.

Coincidiendo con la proyección de Caballo Dinero en el Cine Estudio, tuvimos la oportunidad de dialogar con el director portugués en los estudios de Radio Círculo. A continuación incluimos el audio con el reportaje que nuestros compañeros de Apuntes del Círculo han elaborado sobre este cineasta, con algunos extractos de la entrevista. Además, la revista Minerva publicará el texto íntegro del diálogo en su próximo número.

Pedro Costa (1959) sustituyó la Universidade de Lisboa, donde cursaba estudios de Historia, por la Escola Superior de Teatro e Cinema. El cine de Costa se edifica hoy sobre el concepto de antropología visual, explorado también por directores como António Reis y Ricardo Costa. Sus herramientas básicas de trabajo son las cámaras ligeras de vídeo digital, con las que retrata espacios reales poblados por personas marginadas, también reales. Su cine, según sus propias palabras, es “una puerta cerrada que nos deja adivinando”. En él, se percibe su admiración por John Ford, Howard Hawks, Fritz Lang y Jacques Tourneur. Entre sus películas, cabe mencionar O sangue (La sangre, 1989), Casa de lava (1995), Ossos (Huesos, 1997), No quarto da Vanda (El cuarto de Vanda, 2000), Juventude em marcha (Juventud en marcha, 2006) y su reciente Cavalo Dinheiro (Caballo dinero, 2014).

 

Nunca es tarde, Capitán Trueno

No soy de la generación del Capitán Trueno. Sin embargo, gracias a este proyecto cuajado entre el Círculo de Bellas Artes, la Asociación de Amigos del Capitán Trueno y el genio Víctor Mora, su creador recientemente fallecido, me he dado cuenta de que no podía estar más equivocado. Y es que, nunca es tarde para conocer al Capitán Trueno.

Fotografía tomada en la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.
Fotografía tomada en la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.

Todos estamos hechos para ser de la generación del Capitán Trueno, todos podemos (re)leerlo, porque los valores que emanan de este cómic son universales, atemporales, justos y siempre educativos. Mortadelo y Filemón, Daredevil, Spiderman o las Hazañas Bélicas que leía cuando era niño no tenían ni por asomo la profundidad de nuestro héroe, que aglutina la capacidad no solo de entretener igual o más que los anteriormente citados, sino de crear esa picazón por la lectura y la reflexión a un público mainstream, en un ejercicio genialmente articulado como vehículo cultural.

No solo por las circunstancias políticas en las que se gestó —en plena dictadura de Franco— sino porque, como bien destaca la exposición El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe, el espléndido catálogo editado a propósito de esta y el comisario de la muestra, Patxi Lanceros, «las aventuras de Víctor Mora eran una ventana al mundo exterior», en el que podíamos y podemos aprender de otras culturas, otras razas, de la geografía, la arquitectura, la historia, los inventos, la literatura y en el que la justicia, la lucha contra el tirano, la protección de los débiles, la camaradería… estaban presentes por encima de todo.

Dibujo de portada de Paco Nájera para “Zagorff el belicoso”, 2003. Agradecimientos a herederos de VÍCTOR MORA  por la creación de personajes y guión.
Dibujo de portada de Paco Nájera para “Zagorff el belicoso”, 2003. Agradecimientos a herederos de VÍCTOR MORA por la creación de personajes y guión.

Como destacó Juan Barja, director del Círculo, en la rueda de prensa el día de la inauguración, «la épica del Capitán Trueno enseña a ser solidario, a no engañar, a respetar la palabra…valores que no se suelen destacar cuando hablamos de épica y que son el fundamento de la ética kantiana». Muchas son las reflexiones y estudios que se pueden hacer sobre El Capitán Trueno, pero a ojos de un neófito como yo, es tremendamente llamativo el comienzo de la saga in media res con un desafío, una justa amistosa entre héroes que se respetan, el Capitán Trueno y Ricardo Corazón de León, como destaca Patxi Lanceros en el catálogo.

Otro tema apasionante, que engancha y emociona, es el flashback de una de las historias en el que, en boca de un ciego, se explica cómo el Capitán Trueno creció en el seno de una familia feudal acaudalada de la costa española y cómo este, ante sus inquietudes (lectoras y de conocimiento, según se percibe del dibujo —igual de fundamental que la narrativa— de la misma), le dice a su padre que renuncia a la herencia porque «me niego a llevar la vida parasitaria que se lleva en este castillo». Y acaba replicando: «¡No quiero vivir de la sangre y sudor de los siervos!» Cuando se marcha, un abad exhorta al padre del Capitán Trueno: «¡Nunca debisteis permitir que leyera La República y Las Leyes de Platón! ¡Ni tampoco las leyendas del Rey Arturo y la Tabla Redonda!». Reprimenda que sin duda aviva el interés del lector/admirador por las nobles aficiones y loables valores del héroe.

Eso sin contar con el interesante papel de Sigrid, la novia del Capitán Trueno, que se muestra como una mujer independiente, que no se casa con el Capitán Trueno pese a serle fiel, pero con el que yace en el mismo lecho, que pelea y salva la vida de sus compañeros y que encima es Reina de Thule. Cabe recordar que en esta época la Sección Femenina durante el Régimen de Franco promulgaba otro tipo de conductas entre las mujeres.

Todo esto, y mucho más, está presente en la exposición que alberga la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes hasta el 29 de enero de 2017. No se trata tanto de una muestra de dibujos originales o de páginas del cómic, sino de un evento literario lo podríamos llamar, en el que se establecen las relaciones del célebre cómic con la Odisea, la Ilíada, el poema de Gilgamesh, Las mil y una noches, las sagas celtas, las artúricas (Cine Estudio realiza este octubre de 2016 un ciclo de películas artúricas por este motivo), Julio Verne, o la misma Biblia… ¿no es apasionante?

Por otra parte, el catálogo de la exposición amplía la información de la muestra con más tiras del cómic, más originales de dibujantes, entrevistas con Víctor Mora y el dibujante Ambrós, así como textos ampliados del propio comisario Patxi Lanceros, o de José Manuel Sánchez Ron, que amplía el apartado técnico de los inventos en el Capitán Trueno, así como Juan Calatrava que hace lo propio con la arquitectura y los paisajes.

El CBA completa el evento con distintas actividades incluídas en el ciclo de Los Lunes, Al Círculo, que todos los lunes propone una cita cultural distinta y abierta al público en relación a las exposiciones albergadas.