El CBA acoge la Cena de Nochebuena de Mensajeros de la Paz con un menú de Martín Berasategui

Martín Berasategui, chef de uno de los cinco mejores restaurantes del mundo con ocho Estrellas Michelín, y el Padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, presentaron el menú que se servirá a 200 personas sin recursos en la Cena Solidaria de Nochebuena, que este año tendrá como escenario el Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes.

 

«Ha sido muy fácil; la cosa es preguntar», reconocía el Padre Ángel a la hora de organizar la cena solidaria de Nochebuena de este año junto a uno de los mejores chefs del mundo como Martín Berasategui y en un lugar como el Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes. Y ya son tres años junto al grupo Tello Alimentación organizando cenas en Madrid, Canarias y Castilla-La Mancha que, sin embargo, no solo sirven para alegrar a unas cuantas personas necesitadas, sino para «visibilizar a los que no van a poder disfrutar de ella, ya que, aunque parezca increíble, sigue habiendo miles de personas viviendo en la calle hoy en día», puntualizaba el Padre Ángel, quien lleva al pie de la letra la frase del Papa de abrir las puertas de las iglesias a todos, como en su parroquia de San Antón de la calle Hortaleza en Chueca, que permanece abierta todo el día. Este 24 de diciembre también consigue que se abran las del mítico Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes, igual que el pasado año hizo con las del Ayuntamiento de Madrid. «Cuando pienso —apostilla— en los que van a venir a cenar y van a ver estos platos, se me caen las lágrimas de pensar que esto puede ser verdad».

Lo que se propone lo consigue y este año, como quería lo mejor para su gente, pues tiene a Martín Berasategui. «No puedo ser más feliz sabiendo que he podido elaborar este menú. El Padre Ángel me tiene como monaguillo o cocinero cuando quiera, aunque se me dará siempre mucho mejor lo segundo». Visiblemente emocionado, el chef vasco quiso recordarse a sí mismo y a todos «que esto es solo una noche y que el año tiene 365 días en los que mucha gente lo está pasando mal». Con ocho estrellas Michelín acumuladas en su carrera, Martín asegura que solo le falta esta estrella para que los 200 comensales lo disfruten. Como un «transportista de la felicidad» se compromete a principios de 2018 a enviar al grupo Tello y al Padre Ángel diversas recetas con productos de bajo coste, pero con sustancia, para que personas con pocos ingresos tengan acceso a ricos y accesibles menús.

De momento, para comenzar, ofrece las tres recetas que completan este rico menú del 24 de diciembre, que cocinará y servirá el grupo Hospress de La Pecera:

Primero: sopa de bocata de jamón.

Segundo: jarrete de cerdo asado con puré de patatas especial.

Postre: tiramisú Astigarraga.

 

Unión Europea: Seguir con vida o morir

#SeguirConVida, así se llama la campaña que promueve Médicos Sin Fronteras para acercarnos la realidad de los refugiados sirios y de Sudán del Sur, que incluye una exposición fotográfica a cargo de la fotoperiodista Anna Surinyach, y que permanecerá en la Azotea del CBA hasta el 31 de marzo. El lema escogido sin duda plantea una paradoja si lo tomamos como pregunta hacia nuestras conciencias: ¿Seguimos con vida en Europa?

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos…
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto: Anna Surinyach @surianna

Toc, toc, ¿hay alguien ahí? Mientras los gobiernos en la Unión Europea demuestran una inoperancia manifiesta hacia la crisis de refugiados, estos tratan de atravesar una Europa que se ha plagado de barro, bloqueos, concertinas, alambradas, bandas de timadores –que se aprovechan de la carestía en el camino–, etc., y eso que, en teoría, les ampara el derecho internacional de asilo.

«¿Dónde empieza Europa?», le preguntaba un refugiado a Anna en la frontera de Croacia, tras haber atravesado Grecia, Macedonia y Serbia. «Es muy ilustrativo de lo que pasa», comenta. Los refugiados salen de una guerra, pensando que al menos van a encontrar unas mínimas garantías en Europa, algo que no ven por ningún lado y que se aleja de la imagen que, a priori, tenían de la Vieja Europa. Y es que la UE, que tan buenas ideas traía en sus comienzos, murió hace tiempo. Si no fuera por las ong’s, esta crisis sería aún mayor.

Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas.
Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas. Foto: Anna Surinyach @surianna.

«Creo que es la primera vez que Médicos Sin Fronteras despliega sus recursos en Europa», puntualiza Anna. Entre otras muchas acciones, por ejemplo, financió un barco de rescate en el Mediterráneo, uno de verdad, mientras todos veíamos a Ailan ahogado en una costa griega, y seguíamos anestesiados, a lo nuestro. Con un poco de eso con lo que a algunos se les llena la boca, voluntad política, imaginamos que, si no la guerra –de la que por cierto, se habla poco o casi nada–, al menos sí podría gestionarse mejor la crisis de refugiados.

Mientras Alemania ha cerrado el grifo y cada uno hace la «guerra» por su cuenta, en España, hasta hoy, se han acogido a 18 refugiados… Deberíamos decir eso de «nada más que añadir», pero no. Y es que la vergüenza es aún mayor si además sabemos que un país como Canadá, que se encuentra al otro lado del océano, no sólo acoge refugiados sirios, sino que facilita su llegada con los medios de que dispone y encima ofrece toda la información al respecto a sus ciudadanos. En España, mientras algunas ciudades, como Madrid o Barcelona, han mostrado su compromiso por recibir refugiados, el Gobierno no se manifiesta al respecto. Más resolución demostramos a la hora de deportar. Ahí sí que somos eficientes y organizados, y se ofrecen todas las facilidades, incluyendo partidas presupuestarias. Sin contar «devoluciones en caliente» se han fletado hasta 253 vuelos en cuatro años, y se han presupuestado 12 millones de euros para deportaciones en 2015 y 2016, la mitad de lo que se presupuestó con el mismo fin en 2013 y 2014.

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna

¿No estaríamos todos de acuerdo en que nuestro Gobierno abanderara una causa como han hecho los canadienses? ¿No sería algo por lo que sentirnos orgullosos, al menos casi tanto como lo estamos por nuestra selección de fútbol? ¿No llegaría lejos la «Marca España» con algo así? Anna Surinyach no lo tiene claro, pero es concluyente: «Merkel ha cambiado su gestión de la crisis por las presiones internas en Alemania. No tengo claro qué pasaría con la gente una vez que los refugiados llegaran a nuestras fronteras. Me gustaría creer que lo apoyaríamos todos, pero lo cierto es que da igual lo que pensemos: esta gente huye de una guerra, tiene derechos y nosotros la obligación de acogerlos».

En un mundo globalizado que une e interconecta mercados, economías, tecnologías, ideas, proyectos de emprendiemiento, musicales, de cine, inversiones, etc, Europa cierra fronteras a personas a las que niega unos derechos adquiridos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmados en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguien se acuerda de lo que pasó entonces?

Pero la desmemoria y el estado letárgico no son sólo propiedad de los distintos gobiernos, sino también de la población. «La sociedad civil –apunta Anna– debe reaccionar y salir más a la calle. Todo el mundo conoce el problema y se indigna, pero ¿qué pasa entonces que nadie sale a la calle? Se hizo contra la guerra en Irak, igual como esto queda más cerca…».

Anna Surinyach apunta otras posibles causas a la inacción generalizada en nuestro país: «El trasfondo racista está ahí, además, son musulmanes…».

Foto de ©Ana Tomás
Foto de ©Ana Tomás

Esta muestra, que viene acompañada por otra que se expone en El Retiro y que también incluye imágenes de los refugiados de Sudán del Sur, es “una bofetada de realidad en la cara”, según su autora. “Hay gente que me dice que estamos sobresaturados de imágenes de este tipo y que no te afectan igual; yo creo que si a alguien no le afectan, es que tiene un problema serio”.

Al menos servirá para que las generaciones del futuro no vuelvan a ser igual de cafres a la hora de cargarnos la poca dignidad que nos quedaba en Europa. Sin embargo, nosotros también pudimos ver las fotos de refugiados en la Segunda Guerra Mundial o en la Guerra Civil, y seguimos en las mismas.

Quizás la muestra debió exponerse en la puerta del Congreso de los Diputados. Es difícil saber si estamos a tiempo de reconducir la situación. Desde luego, lo de pagar a Turquía para alejar el problema, es una salida de lo más vergonzosa e indignante para una (Des)Unión Europea que, en cualquier caso, parece que no quiere #SeguirConVida.