Objetivo Welles

Treinta años después de la muerte de Orson Welles, continúan apareciendo materiales que se consideraban perdidos. Aun así, sus películas inacabadas y su obra televisiva siguen siendo las grandes desconocidas. La Escuela de las Artes 2016 dedicará un curso (20-24 de junio) a la figura de Welles, colocándolo en la categoría de gran creador (más que como gran cineasta), y añadiendo a su estudio los trabajos que realizó para el teatro, la radio y la televisión. El curso estará dirigido por Santos Zunzunegui, Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad del Pais Vasco. De su libro Orson Welles (Madrid, Cátedra, 2011), extraemos el siguiente fragmento, dedicado a El Cuentacuentos, un piloto que rodó para la serie de televisión The Fountain of Youth.

El “cuentacuentos”

“La pobreza de la televisión es algo maravilloso (…) Es un medio maravilloso en el que el espectador no está a más de un metro cincuenta de la pantalla, pero no es un vehículo dramático sino narrativo, puesto que la televisión es el medio de expresión ideal del narrador… (…) La televisión es un medio de satisfacer mi inclinación a contar historias a la manera de los narradores árabes en la plaza del mercado. Me entusiasma, no me canso nunca de oír o relatar historias y cometo el error de creer que todo el mundo participa del mismo fervor. Prefiero las narraciones a los dramas, a las obras de teatro, a las novelas: es una característica importante de mi personalidad”.

Estas declaraciones de Orson Welles, realizadas en 1958 a André Bazin y sus colegas de Cahiers du Cinéma, dejan meridianamente clara su concepción del espectáculo televisivo. No se trata de un canal destinado a albergar la exhibición de películas jibarizadas sino más bien, de una radio con imágenes, en la que pueden desplegar todo su poder de encantamiento los cuentacuentos. Pocos ejemplos mejores que el programa calificado por Peter Bogdanovich como “el mejor show de televisión que nunca he visto”:  The Fountain of Youth se rodó en 1956, producido por la compañía Desilu, propiedad de los amigos de Welles, Desi Arnaz y Lucille Ball. Pensado inicialmente como un piloto para una serie, el episodio no tuvo continuidad y tuvo que esperar dos años para que fuese emitido por la NBC en el marco del Palmolive Colgate Theatre. Ese mismo año el programa fue galardonado con uno de los premios Peabody a la creatividad televisiva.

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Para su primera incursión en el campo de la ficción televisual, Welles eligió un relato corto de John Collier[1] ambientado en los años veinte. Cuenta la historia del endocrinólogo Humphrey Baxter (“the gland man” como se le conoce por la prensa) que en su madurez se ve atraído por una starlette de Broadway con la que contrae matrimonio. Cuando Baxter debe abandonar Nueva York para una estancia de tres años en Viena, su joven esposa cae en las redes de un atlético y apuesto tenista. Pero Humphrey que es un hombre de paciencia (“puedo esperar” será su lema a lo largo de todo el relato) difunde, a su retorno, a través de los medios de comunicación que en sus años de colaboración en Europa con el doctor Vlingeberg, ha conseguido aislar el suero de la juventud. De inmediato la pareja formada por su antigua esposa Caroline y su nuevo amor Alan se presentan en su laboratorio para interesarse por el sensacional descubrimiento. Humphrey les hace un fantástico regalo de boda: la última porción del suero que existe de las tres que lograron producir en Viena. Las dos porciones restantes fueron tomadas por él mismo y por el doctor Vlingeberg, un hombre de sesenta y ocho años de edad y horriblemente feo que, como dirá Baxter a la joven pareja, permanecerá con 68 años y horriblemente feo durante los doscientos años que durará el efecto de la pócima. De una sola cosa advierte Baxter a los nuevos esposos: la dosis no puede dividirse en dos pues perdería todos sus efectos. Únicamente podrá, por tanto, ser tomada por uno de ellos. De vuelta a casa, tanto Alan como Caroline se muestran inicialmente partidarios de que sea el otro el que tome el brebaje. Ante la imposibilidad de decidirse (los dos se niegan enfáticamente a ser el único beneficiario del descubrimiento) deciden colocar el frasquito con la poción mágica en la repisa de la chimenea que preside el comedor de su mansión como símbolo de la confianza que ambos mantienen en su amor mutuo. Pero a medida que determinados síntomas de envejecimiento sean constatados por uno y otro (Alan tendrá problemas en sus partidos de tenis; Caroline verá en peligro su papel preponderante en la obra que representa exitosamente en Broadway a causa de la llegada de otra actriz un poco más joven), las cosas tomarán otro cariz. Ambos, decidirán tomar la poción a espaldas del otro, rellenando después el frasquito con agua medicinal. En la última escena del relato, Caroline visitará a Humphrey para darle cuenta del fin de su relación con Alan y recibir la revelación de que lo que bebió era meramente agua salada.

Sin duda estamos ante una comedia ligera y como tal la trata Welles. Pero no deja de subrayar la enjundia de su dimensión más oculta. The Fountain of Youth se presenta como una reflexión en torno al narcisismo, ese mal que, como explica Baxter, divide al mundo en dos grupos, los que lo padecen y el resto de la humanidad. Aunque lo que cuenta en esta pequeña película es, sobre todo, la extraordinaria gama de recursos estilísticos desplegados por el cineasta para poner en escena esa combinación explosiva del “eterno triángulo” con la “eterna juventud”.

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Erri de Luca: Quijote y los invencibles

El 2 de mayo salió a la venta Quijote y los invencibles, volumen que incluye un DVD con la grabación del singular espectáculo teatral a medio camino entre el monólogo y el ensayo escénico, presentado por Erri de Luca en Madrid en 2009. El libro se compone de unos ensayos breves de De Luca sobre el Quijote, una entrevista con el escritor italiano realizada por César Rendueles, y la transcripción íntegra de lo contado, recitado y cantado en el espectáculo.

Erri de Luca nació en Nápoles en 1950 y publicó su primera novela –Aquí no, ahora no– en 1989, con casi cuarenta años. Desde entonces ha publicado más de cincuenta libros entre literatura, ensayo y poesía. Albañil, mozo de aeropuerto, obrero fabril y camionero, militó en la organización de izquierda Lotta Continua en los convulsos años setenta italianos, periodo que él siempre define como una pequeña guerra civil de la que su bando salió derrotado. Sus experiencias laborales, políticas y de voluntariado (primero en África, luego en Yugoslavia), así como su afición por el alpinismo y la escalada deportiva han dejado una huella profunda en su narrativa, al igual que su más reciente interés por la Biblia, de la que ha traducido algunos fragmentos en busca de una mayor fidelidad al original. Considerado uno de los autores italianos más importantes de todos los tiempos, sus libros han sido traducidos a 23 idiomas. Ha sido galardonado con varios premios, entre los que destacan el Premio France Culture y el Femina Étranger en Francia, o el Premio Petrarca en Alemania.

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Gestión Cultural. Un curso necesario

 

En menos de dos meses darán comienzo los cursos y talleres que engloba la Escuela de las Artes, y que organiza el Círculo de Bellas Artes, junto con la Universidad Carlos III de Madrid. Será la novena edición. No vemos necesario, por tanto, hacer las presentaciones. Será suficiente señalar que, al igual que en las ocho ediciones anteriores, esta oferta cultural y formativa mantiene este año el mismo nivel de calidad en los cursos, talleres y profesionales que los imparten.

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El Curso de Gestión Cultural abandera cada año esta propuesta, abierta tanto a estudiantes y profesionales, como a público interesado en la cultura en general.

Enrique Villalba está al frente, un año más, de este curso. Villalba es Director del Máster en Gestión Cultural y Subdirector del Instituto de Cultura y Tecnología, en la Universidad Carlos III de Madrid. Junto a él, en la coordinación: Susana Gómez San Segundo (Responsable del departamento de Educación y Talento joven en la Fundación Banco Santander) y Javier Laporta (Responsable de Educación y Mediación en Medialab-Prado).

“La gestión cultural ha ido, al tiempo, definiéndose y diversificándose. Es una dedicación profesional que se consolida, a la vez que se adapta a las nuevas circunstancias y que resulta esencial para la comprensión de los cambios culturales en un mundo en radical transformación”, señala Villalba. Su intención es  ofrecer una inmersión introductoria en algunas de sus dimensiones más importantes, siempre bajo un enfoque innovador y dando primacía a la participación.

 

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Para ello, Enrique Villalba se vuelve a rodear de prestigiosos profesionales. Tras una clase introductoria que firmará el director del Círculo de Bellas Artes, Juan Barja, en la primera jornada se abordará el tema de la participación cultural en la era digital (con Antonio Rodríguez de las Heras, Director del Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III), y de las nuevas políticas culturales. Innovación y nuevas prácticas en instituciones culturales es el epígrafe sobre el que se trabajará en el segundo día de curso. Intervendrán en él, Laura Fernández (Coordinadora del Programa Cultural de Medialab-Prado) y Ane Rodríguez (Directora Cultural de Tabakalera).

El periodista cultural Antonio Fraguas, el socio y consultor de Teknecultura, Pepe Zapata; Pablo Martínez, responsable de Educación y Activiades públicas del centro de Arte 2 de Mayo o Tomás Guido, responsable en Madrid de Trànsit Projectes, entre otros, también estarán presentes en este X Curso de Gestión Cultural.

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Recientes estudios señalan que en los últimos años, y “gracias” a las políticas culturales impuestas, la cultura ha sido una de las principales víctimas de la crisis económica. Aun así, ese mismo análisis, que hace unos días presentó la Fundación Alternativas, indica un ligero repunte de la actividad cultural, que los más optimistas traducen como un signo de recuperación del sector. Atendiendo a estos datos, el programa del Curso de Gestión Cultural será un lugar de encuentro y debate en torno a cuestiones como las Nuevas perspectivas de financiación en cultura, Financiación y proyectos o Perfiles y retos del gestor cultural.

¿Era el arte una broma?

Javier Arnaldo en 'Los Lunes, Al Círculo'
Javier Arnaldo durante su conferencia en ‘Los Lunes, Al Círculo’

Aparece un grupo de personas reunidas a lo largo de un salón, mostrando los síntomas de un aburrimiento elevado. Bajo sus figuras puede leerse el texto “Esa tarde, decidieron no discutir sobre arte contemporáneo” y la firma de Benoit Van Innis, en una viñeta de 1990. Desde su llegada, el arte contemporáneo siempre ha sido objeto potencial de la sátira y la burla. Tal y como mostró Javier Arnaldo en ‘Los Lunes, Al Círculo’, existe un recorrido histórico de largas discusiones y críticas -desde distintos sectores de la sociedad- hacia lo emergente en las prácticas artísticas.

Buen ejemplo de ello se toma de algunas tiras cómicas en las que se ha debatido de forma irónica sobre esta cuestión. En distinto formato pero mismo contenido, también aparece en la película Lo que piensan las mujeres (1941) de Ernst Lubitsch o en Manhattan (1979) de Woody Allen. Arnaldo explicó que con el paso del tiempo llega un momento en el que “se acabó la película” de bromear acerca del arte contemporáneo. La pieza “Black Video Machine” del artista conceptual Eric Doeringer, que ofrece la imagen de una pantalla ya apagada, es reflejo de este impulso de cambio.

Sin embargo, tras la aparición de algunos estudios recientes sobre el Cuadrado negro (1915) del pintor ruso Kazemir Malévich, parece que el peso de la broma vuelva a caer sobre el arte. ¿Podría haberse entendido verdaderamente bajo la noción de broma? Según contó Arnaldo en su sesión, esta pieza aparece últimamente acompañada de una pantalla que reproduce el mismo cuadro, pero que lo mira con ojos distintos: los rayos X muestran “las capas de distintos colores ocultas tras el negro y con mensajes que podrían relacionar la obra directamente con el concepto de la broma”.

Las palabras -en ruso- escondidas debajo del Cuadrado negro leen: “Dos negros peleando en una cueva“, aludiendo a las famosas estampas de Alphonse Allais y sugiriendo, a su vez, que Malevich estaba en conversación con el grupo de artistas de París llamados Les incohérents. Y el cuadrado negro no es el único caso, sino que estos mensajes ocultos se encontrarían debajo de algunas otras obras del autor suprematista.

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Cuadrado negro (1915), Kazemir Malévich

Asimismo, Arnaldo señaló que la imagen del Cuadrado negro significaba más que una obra artística, ya que acompañó a Malevich en diferentes ámbitos relacionados con su vida: aparece en las portadas de sus libros, en los carteles del movimiento de artistas rusos UNOVIS e, incluso, hasta en su lecho de muerte -tanto en el interior de la sala de hospital como en la celebración de su funeral-. “Había un componente muy serio en toda esta cuestión”, afirmó el conferenciante.

“Y aquí viene la pregunta del millón: qué se está representando, y si se hace en un tono de seriedad o bajo la broma”. Arnaldo afirmó que es difícil de responder, y que se trata de un polémica contemporánea que debe servirse de tesis como la de Ad. Rheingardt en “Cómo mirar al arte moderno en América” (1946): el arte contemporáneo tiene sus “propias normas de juego, que producen un cambio de paradigma entre objeto y persona, como la transformación del propio sujeto que ahora debería aprender a plantearse: ¿Y yo qué represento?”.

Javier Arnaldo es Doctor en Historia del Arte y profesor en la Universidad Complutense de Madrid. Sus publicaciones ahondan en temas relacionados con las pedagogías artísticas y la cultura visual, el arte del Romanticismo y las vanguardias históricas. Como comisario, Arnaldo ha participado en numerosas exposiciones, la última de ellas en 2008, titulada ¡1914! La Vanguardia y la Gran Guerra. Asimismo, también se ha ocupado al estudios de los museos, un ámbito al que ha estado muy vinculado profesionalmente: entre 2001 y 2011 trabajó como conservador en el Museo Thyssen-Bornemisza.

Próximas conferencias abiertas al público en el Círculo de Bellas Artes:
#LunesAlCírculo 24 de abril: Juan Calatrava Jugar la ciudad / Jugar en la ciudad. De Jules Verne a Aldo van Eyck.
#MoisésyAarón 27 de abril: Juan Ángel Vela del Campo. El coro: pasión y paisaje.
#LunesAlCírculo 9 de mayo: Juan Miguel Hernández León Arte y juego.
#CátedraAcciona 17 de mayo: Félix de Azúa
#MoisésyAarón 25 de mayo: Jan Assmann Moisés y Aarón de Schönberg y la tragedia del monoteísmo.
#CátedraAcciona 15 de junio: Antonio Muñoz Molina

Por Alejandro Alcolea

Display art, el arte de la presentación

“El display art o arte de la presentación no es sino situar una cosa junto a otra, limpiamente, y a la vez con intención de integrar un conjunto”. Juan Navarro Baldeweg pasó por los #LunesAlCírculo con una conferencia, que te ofrecemos íntegra, en la que ahonda sobre los términos display art y ready made a través de distintos ejemplos de la Historia del Arte de ayer y hoy.

El arquitecto y pintor, catedrático de la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid) y ex profesor de Boston, Pennsylvania y Yale arranca de la exposición Juguetes de Construcción para llamar la atención sobre el arte de la presentación: “Los juegos de construcción del futuro pasarán de utilizar partes o elementos para ser todos, a algo muy parecido a lo que ya hizo Marcel Duchamp, unas cajas que incluyan ya los objetos, pero que presentándolos de otra manera produzcan cambios en sus significados y, por lo tanto, pasen a ser otras cosas”.

Marcel Duchamp: Gran vídrio
El Gran Vídrio de Marcel Duchamp.

Baldeweg comienza analizando diversas instalaciones. En primer lugar, la que en 1953 presentó Katherine Dreier en el Moma con cinco objetos de Duchamp. Una instalación que entronca con el concepto de display en el que “estos objetos no están conectados con nada; es el espectador el que las conecta en su mente y se bifurcan en distintas líneas de pensamiento”. Continúa hablando sobre György Kepes y su exposición de la Hayden Gallery de 1951, un ready made en el que partimos de un mundo micro a uno macro y la interesante forma que tiene éste de conectar el arte y la ciencia. “Un mundo que sólo puedes ver a través de aparatos”. Kepes permite que accedamos a un paisaje inaccesible hasta entonces, algo que se traduce en The new landscape, una de sus obras más conocidas.

A partir de aquí, se suceden interesantes ejemplos en los que surgen nombres, como el artista japonés del siglo XV Sesshu, para introducir la ausencia del foco en el que “se mira lo grande desde lo pequeño y viceversa”; el ready made del Gran vídrio de Duchamp, que se aleja del display “al encontrarnos con un hilo conductor entre los distintos elementos que lo conforman”; las tiras del dibujante Rube Goldberg, “que ilustran lo que pueden representar esas cajas de juegos con objetos definidos” de las que habla Baldeweg al principio de su conferencia; el pabellón sueco de la exposición de Artes Decorativas de 1925; una casa de Pikionis que parece una “sopa de tropezones”; y con especial énfasis en el ready made a través de la pequeña iglesia metropolitana de Atenas y el uso de los expolios en todo su conjunto.

Mikri Mitropoli, la pequeña iglesia metropolitana de Atenas. By _tango7174
Mikri Mitropoli, la pequeña iglesia metropolitana de Atenas. By _tango7174

Juan Navarro Baldeweg, se vale de todo ello para remarcar interesantes reflexiones acerca de estos conceptos así como para reivindicar que no deba hablarse de arte conceptual sino de display art. Además, acentúa la importancia de éste a la hora de cambiar incluso la semántica que algunos ready mades tienen. Para ello, dedica un espacio importante a hablar de las obras de Marcel Broodthaers con sus museos ficticios y una serie de instalaciones como Elogio del sujeto o Alfombra de arena y cómo se sirve del display para relacionar objetos físicos con palabras con un fin poético. “El conjunto es en sí una propia obra de arte”, finaliza el catedrático, quien tuvo tiempo para lanzar al vuelo algunas preguntas que derivan del origen del display art: ¿Por qué la cronología en el arte? ¿Por qué hablamos de alta y baja cultura? ¿Quién toma la decisión de hacer una exposición y con qué criterio?

Sin duda, una interesante charla para comprender mejor el arte y la arquitectura modernos.

Próximas conferencias abiertas al público en el Círculo de Bellas Artes:
#LunesAlCírculo 18 de abril: Javier Arnaldo ¿Era el arte una broma?
#LunesAlCírculo 24 de abril: Juan Calatrava Jugar la ciudad / Jugar en la ciudad. De Jules Verne a Aldo van Eyck.
#MoisésyAarón 27 de abril: Juan Ángel Vela del Campo. El coro: pasión y paisaje.
#LunesAlCírculo 9 de mayo: Juan Miguel Hernández León Arte y juego.
#CátedraAcciona 17 de mayo: Félix de Azúa
#MoisésyAarón 25 de mayo: Jan Assmann Moisés y Aarón de Schönberg y la tragedia del monoteísmo.
#CátedraAcciona 15 de junio: Antonio Muñoz Molina

 

El Danubio, un parteluz mundial de paso, rito y peligro

Patxi Lanceros, profesor de Filosofía Política y de Teoría de la Cultura de la Universidad de Deusto (Bilbao), participó en los #LunesAlCírculo con la conferencia Al otro lado del río. Disidencias y desinencias, que te ofrecemos íntegramente en este mismo post y en la que destaca al “Danubio como un parteluz mundial; no existe otro río con tantas tensiones”.

A grandes rasgos, trata sobre la geopolítica como “espacio dominado o dominante, según criterios de estabilidad o movimiento social”, y sobre la geocultura, “espacio inscrito que ha ido debatiendo identidades y diferencias que han servido para síntesis interesantes, consensos atractivos y, en otras, para enfrentamientos o conflictos en los que la guerra y la muerte no han estado exentas”.

Lanceros defiende la importancia del gran río y destaca su singularidad en muchos sentidos. “Hablar de los 14 países, —asegura el profesor con cierta guasa—, incluso para alguien de Bilbao como yo, sería algo imposible en este espacio de tiempo”. Algo mucho más difícil, por ejemplo, si sumamos la cantidad de grandes personalidades de la cultura que han nacido, vivido y muerto en su ribera. Por ello, ésta es una charla sin nombres, pero centrada en el Danubio como “paradigma de la frontera, no de la línea fronteriza sino del espacio fronterizo”. Un espacio que fue frontera natural (Limes) del Imperio Romano frente a los bárbaros y en el que “medró el hombre limítrofe”, con todas las connotaciones que tiene en cuanto a su forma de vivir: la libertad de fuera frente al mundo normalizado, la sensación de seguridad del Imperio frente a lo desconocido, el hombre frente al extraño, visto casi como un animal peligroso…

En el Danubio “convergen todo ese tipo de confluencias y contradicciones” como no lo hacen en ningún otro. “Río Grande es otro ejemplo de este tipo de barreras naturales, que se lo digan a Donald Trump”. Pero Lanceros destaca un matiz acerca de sus similitudes. Si bien es cierto que puede parecerse al Danubio, ya que separa EEUU y México, dos países diametralmente distintos en lo religioso, moral, social…, la gran diferencia radica en que “son sólo dos países; en el Danubio tenemos muchos más y muchas más diferencias”. En el caso del Ganges o el Nilo, el profesor concluye que “son ríos monogámicos, monolíticos, monoteístas…; el Danubio es otra cosa”.

Pero como la actualidad fluye al igual que lo hace el cauce del río más grande de la Unión Europea, Patxi Lanceros no puede evitar referencias: a las migraciones de los refugiados, a las distintas formas de gobierno, políticas, los distintos dioses, culturas, idiomas y en un apartado especial, “a las herejías”. Cosas que han influído definitivamente en esa llamada “cultura danubiana”, no sólo a los países de la ribera, sino a los circundantes. Y por supuesto, no faltan menciones a Julio César, Kafka, Celan, Heidegger… e incluso al Apocalipsis.

Esta conferencia de los #LunesAlCírculo tiene relación con la exposición Danubio del fotógrafo Paco González San Agustín, que permanece en la Sala Minerva del CBA hasta el 22 de mayo de 2016. Fruto de ella es un precioso catálogo homónimo que recoge más imágenes que las expuestas y diversos textos que complementan la idea desarrollada por Patxi Lanceros del Danubio como frontera y límite.      

Si te gustan la historia, la filosofía, la política y la cultura, no te la puedes perder íntegra.

Próximas conferencias #LunesAlCírculo (todas abiertas al público):

> 11.04. Juan Navarro Baldeweg: Display Art.

> 18.04. Javier Arnaldo: ¿Era el arte una broma?

> 25.04. Juan Calatrava: Jugar la ciudad / Jugar en la ciudad. De Jules Verne a Aldo van Eyck

> 09.05. Juan Miguel Hernandez León: Arte y juego

Luis de Pablo y la música como tiempo coloreado

Los #LunesAlCírculo del Círculo de Bellas Artes tuvieron la suerte el pasado 28 de marzo de contar con una conferencia del genio de la música contemporánea española y Medalla de Oro de la institución, Luis de Pablo.

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Con Alea el compositor explicó la presencia del azar en la música y reivindicó, citando a Debussy, que “la música no es más que tiempo coloreado”. De Pablo habló de la época entre finales de los 50 y 60 en los que esta música se desarrolló, y en la que él fue una de sus principales figuras. “El solfeo tradicional no servía para este tipo de música —aseguró el bilbaíno—. El pomposo solfeo es una manera de fijar el tiempo”.

La música aleatoria —prosiguió—, “era una manera de que el tiempo penetrase libremente”. Pero claro, como en todo, “el azar absoluto produce el caos absoluto, por lo que se hacía música libre, pero partiendo de ciertos parámetros fijos, que podían centrarse en la duración, la intensidad, etc, y otros que se dejaban al libre albedrío”.

De Pablo recordó el interés que en él suscitaron la música india o la iraní, en las que “hay un 50% de creatividad y de control; se trata de músicas escritas en las que hay una gran libertad para el intérprete”. Además, reivindicó dos figuras de la música clásica en Europa, Debussy y Chopin.

Al primero, a “su abuelo”, le debe “que rechace la catalogación de las formas y hay que destacar las palabras que dirigía a los jóvenes a los que animaba a salirse de ellas y salir al campo a escuchar el viento. La forma musical —citó De Pablo— viene de la materia musical que está uno inventando”.

Al segundo, por su “enorme expresividad de armonía”. Luis de Pablo aludió a la película El Pianista de Roman Polanski, para referirse a Chopin. “La potencia expresiva de Nocturne nº20 en esa escena ya lo dice todo”.

La cita terminó con diversas preguntas, en las que Luis de Pablo contó alguna anécdota interesante, como que la formación del Grupo Alea, el centro de música electroacústica auspiciado por la familia Huarte, no debió su nombre a este tipo de música, sino a lo que el propio compositor describió: “constituir aquel centro musical era algo realmente aleatorio en un país como el nuestro”.

El Círculo de Bellas Artes editó hace unos años A contratiempoun libro + dvd en el que se incluye un vídeo documental y diversos textos en relación al compositor.

La próxima cita de los #LunesAlCírculo es el 4 de abril con Patxi Lanceros y su conferencia Al otro lado del río. Disidencias y desinencias, ligada a la exposición Danubio, que puedes ver en el CBA hasta mayo. 

La mirada deconstructiva: una oda a la fragmentación

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En la segunda sesión de los ciclos Los Lunes, al Círculo, titulada ‘Juegos, Deconstrucción’, Ana Fernando (Madrid, 1977) nos acercó a la idea de la deconstrucción explicada desde la lógica de los juegos. Para ello, se vuelve necesario cambiar la mirada sobre todo aquello que nos rodea y nos atraviesa desde distintos vértices. Y esforzarse por observar “los restos de aquello que ha existido de otra manera y también como algo nuevo que está por empezar”. La interpretación de Fernando es, por lo tanto, una oda a la fragmentación de lo que queda entre el proceso que se da entre el paso de una cosa hacia otra.

“Hay que asomarse, aunque parezca que no hay nada”, apuntaba la ponente, animando al público. Entre otras historias, la ponente explicó -mediante la exposición de fotografías, collages y piezas audiovisuales- que, por ejemplo, los preludios del compositor polaco Fryderyk Chopin eran defendidos por el autor como “piezas independientes”, mientras que los críticos -exaltados- expresaban: “¿preludio de qué?“. No obstante, ahí está la deconstrucción del pianista, que también se encontraba a lo largo de sus partituras, atiborradas de tachaduras y apuntes al margen.

Otra de las referencias deconstructivas presentadas por Ana Fernando se da en el ámbito del periodismo: recordando un antiguo libro descatalogado que llevaba al entrevistador a realizar sus entrevistas en diferentes espacios y tiempos, como en los encuentros en una estación de trenes en hora punta, pensando que la intemperie colocaría a cada palabra en su lugar.

Sin embargo, deconstrucción también es “todo aquello que no entendemos o la limitación a ver solamente una parte. Sobre todo si se trata de la parte de atrás de las cosas”. De ahí emerge el equívoco, es decir, el mundo de las apariencias y de los juegos del engaño que, irremediablemente, tienen mucho que ver con “el piso inestable en el que nos encontramos”.

¿Y qué hay del juego en todo esto? -se preguntaba a sí misma-. “La capacidad de introducir una intemperie en el refugio; introducir un exterior en un interior. Es como construir cosas en casa, cambiando el escenario de tal manera que una mesa se vuelve un territorio y las cortinas toman otro significado”.  En su conferencia, Fernando además recordó que Juan Bordes hablaba de una serie de juguetes de construcción de cristal que desaparecieron, precisamente, por su fragilidad. “Hubiese sido mejor correr el riesgo. Podría haber traído buenas cosas jugar con aquello que es peligroso”.

Ana Fernando Magarzo nació en Madrid, pero sus raíces (flotantes) llegaban hasta un pequeño pueblo de los Arribes del Duero, en la frontera con Portugal. Esta condición inicial vital tal vez marcó su predisposición para el viaje y su innegable propensión al entre. También repercutiría entonces en su asombro e interés tanto por lo rural como por lo urbano, y en la admiración por todo tipo de abismo, transición o alrededor, exterior o interior.

Recientemente han sido publicados sus artículos La crítica, instrucciones de uso (2014) y Deshaciendo ciudad (2015). También el libro Despaisajes (2015), un extracto de la tesis doctoral Lo infraordinario, hoy por hoy en deconstrucción.

Por Alejandro Alcolea

la memoria es el alma

Umberto Eco falleció el pasado 19 de febrero a los 84 años de edad. O quizá no fueron 84, quizá fueron muchos más, porque como él mismo dijo en una ocasión, “quien no lee, a los setenta años habrá vivido una sola vida. Quien lee habrá vivido cincuenta mil años”. Deja detrás de sí una obra monumental que iba más allá de sus libros y ensayos. Fue el último gran humanista. Gianni Rotta, periodista en La Stampa de Turín, dijo de él que era “filósofo, profesor universitario, periodista, experto en libros antiguos”. Pero este ansia de conocer nunca estuvo asociada, en el caso de Eco, a la pose snob habitual de gente que lo ha leído todo. Eco, en cambio, “reía, se informaba de las novedades y –encendiéndose un cigarrillo- contaba la última broma antes de presentar una nueva teoría lingüística”.

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Juan Bordes abre el 7 de marzo Los lunes, al Círculo “jugando a las vanguardias”

El escultor, arquitecto y coleccionista Juan Bordes inaugura el ciclo Los lunes, al Círculo, el lunes 7 de marzo a las 19:30h con la conferencia Jugando a las vanguardias.

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El comisario de la exposición Juguetes de construcción. Escuela de la arquitectura moderna ,que estará en el CBA hasta el 15 de mayo de 2016, es el encargado de abrir el ciclo de conferencias de Los lunes, al Círculo, que se celebrará en la misma Sala Picasso donde se expone, y que pretende llevar el debate y el saber en torno a la exposición, desde distintos puntos de vista del arte y el pensamiento. Juan Bordes destaca que «el juego en el XIX influye en la iconografía de las vanguardias y a la vez en el cambio que se produce de lo académico a lo moderno».

La historia de los juguetes de construcción comienza en el s.XVIII, pero entonces eran «artesanales, muy caros y dirigidos a la aristocracia». Sin embargo, ante las quejas de los educadores, comenzaron a hacerse más populares. Pero el aspecto interesante viene cuando Friedrich Froebel implanta el uso de estos juguetes, no sólo como divertimento, sino con carácter pedagógico en los kindergarten. Las escuelas se convirtieron en un nido de grandes genios que abanderarían años más tarde las vanguardias que estaban por venir, sobre todo en el mundo de la arquitectura. Entre ellos, Bruno Taut, Frank Lloyd Wright o el mismo Le Corbusier.

Escucha el audio de Ecos del Círculo de Radio Círculo, con el reportaje sobre la exposición que incluye las declaraciones de Juan Bordes en la rueda de prensa de presentación.

No te pierdas la primera de las ocho conferencias en torno a estos juguetes de construcción. Recuerda: 7 de marzo a las 19:30h. Sala Picasso del CBA. Jugando a las vanguardias, por Juan Bordes. ENTRADA LIBRE. #LunesAlCírculo